Necesitará una mezcla entre pilares de gran calado apenas en construcción y que tendrán resultados diferidos, y acciones que “se sientan y vean” en el hoy concreto de la gente.
Existen grandes aciertos en sus señales, objetivos y propuestas. Uno es la naturaleza e integración del gobierno: sea que lo llamemos de “unidad nacional” o solo híbrido, ha ampliado su huella política, conjugado sectores y talentos relevantes y generado confianza. A esto añado abordar la crisis fiscal con medidas y vigor inéditos; si solo lograra domar esta bestia, su legado sería notable. Y allí están también varias metas enunciadas al asumir la Presidencia: educación pertinente y de calidad, seguridad ciudadana integral, eficiencia en los servicios de salud, balance entre ambiente y desarrollo, movilidad e infraestructura pública, y empleo y bienestar con visión territorial.
El problema es que nada de lo anterior es tangible, ni se logrará a corto plazo.
Moraleja: un gran desafío hacia los cien días es cómo convertir la ruta señalada –que necesitará mucha acción legislativa– en un relato integrado y convincente, en una visión inspiradora que, además, rinda frutos progresivos y satisfaga a sectores clave en su base de apoyo. La seguridad y los derechos sexuales y reproductivos son particularmente críticos.
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Las expectativas públicas lo enfrentan a otro reto: mostrar logros concretos en ámbitos cercanos; por ejemplo, obra pública, programas del INA o aligeramiento de trámites. La conversión de todo esto en una imagen clara pasa por la comunicación. Aquí, hasta ahora, ha faltado suficiente coherencia; peor, tanto el presidente como su ministro de Educación han cometido innecesarios deslices verbales. Es hora de revisar métodos, proyección y lenguaje.
radarcostarica@gmail.com; @eduardoulibarr1
Eduardo Ulibarri es periodista, profesor universitario y diplomático. Consultor en análisis sociopolítico y estrategias de comunicación. Exembajador de Costa Rica ante las Naciones Unidas (2010-2014).