No podemos darnos el lujo de que la desigualdad social y económica siga en aumento en razón de nuestro debilitado sistema educativo público. Grandes rezagos en acceso, así como exclusión, asimetrías, inequidad y baja calidad son factores causantes del deterioro del servicio educativo. La pandemia y las huelgas de educadores evidenciaron la poca capacidad institucional del Ministerio de Educación (MEP) para mitigar los impactos y adaptarse a las nuevas circunstancias.
La pandemia acentuó las brechas digital, tecnológica y social que afronta la mayoría de los estudiantes que no tienen más opción que la educación estatal. Es preciso reforzar los programas de apoyo a las familias vulnerables para dar continuidad al proceso de aprendizaje.
La deserción en todos los niveles es preocupante y los tiempos de graduación se alargan. Nuestros estudiantes en el 2018 perdieron cuatro meses; en el 2019, dos; en el 2020 surgió la pandemia, y en el 2021 se suspendieron las clases durante 26 días.
La situación educativa se agrava a raíz de los espacios que toman los educadores para sus congresos, que bien podrían durar dos días si se utilizan las herramientas tecnológicas para evaluaciones y capacitaciones virtuales, en vez de sacrificar al estudiantado.
La situación es compleja y hay que tomar medidas radicales, no poner parches. Estamos inmersos en una crisis y toda la sociedad debe unirse en busca de soluciones. Cada vez se torna más relevante la transformación de la estructura del MEP para brindar educación pública de calidad, con infraestructura, selección de cuerpos académicos, innovación, conectividad, cobertura y medición idóneos.
El MEP, a pesar de su cuantioso presupuesto, no consigue ampliar la cobertura de la educación preescolar, un programa esencial para el desarrollo de la inteligencia y las habilidades comunicativas durante los primeros años de vida, aparte de la responsabilidad y la disciplina, y el incentivo de la confianza, la seguridad y el carácter.
En la niñez se adquieren destrezas para el razonamiento matemático y lingüístico, y para la innovación. Solo el 46% de los niños de los hogares más vulnerables, de 3 a 5 años, asisten a guarderías o un centro de preescolar público, en contraste con el 86% de los hijos de los que tienen recursos para pagar escuelas privadas.
LEA MÁS: Costa Rica imparte menos horas de clase a niños de preescolar que promedio de países de OCDE
Evaluación
El descalabro educativo se verá en las pruebas PISA 2022, que se realizaron recientemente a 7.000 estudiantes mayores de 15 años. Preparémonos para ver un cuadro muy triste del sistema educativo, que al final incrementa la pobreza y la desigualdad.
Los educadores son absorbidos por los sindicatos, cuya visión es la mejora de sus asociados, no lo es resolver los graves problemas estructurales. Difícilmente, los docentes cumplirán su significativa labor sin la infraestructura necesaria y sin motivación, además de la inamovilidad y una estructura vertical que deja poco espacio para la innovación, la creatividad, los cambios y el compromiso.
Las bases del aprendizaje de los niños es nuestro futuro. Un niño de nueve años que cursa hoy el cuarto grado nunca ha tenido un ciclo lectivo sin interrupciones y las deficiencias en su aprendizaje son irreparables. Tristemente, los educandos cubren el 50% de los programas en lectura, matemáticas y ciencias.
En el 2018, el 74% de los estudiantes evaluados mediante las pruebas PISA quedaron ubicados en dos niveles menores en desempeño de las competencias de lectura. Ningún estudiante lee libros y está constatada la incapacidad de comprender un texto simple.
Las bibliotecas municipales y escolares brillan por su ausencia o están descuidadas. Solo el 60% de los estudiantes terminan la secundaria y el restante 40% quedan dañados debido a que, en muchos casos, poseen muy malas bases en lectura y matemáticas, en destrezas tecnológicas y digitales y habilidades blandas.
Todavía no hemos logrado dar conectividad a más de 2.000 centros educativos, a pesar de los recursos disponibles. Unos 500.000 estudiantes aprenden con fotocopias. Hablar de planes remediales suena muy bonito, pero es humanamente imposible si no se produce un gran movimiento que involucre a todos los actores de nuestra sociedad, incluidos los sindicatos.
LEA MÁS: Educación preescolar sería más determinante que universitaria
Inglés y oportunidades laborales
Solamente el 5% de los graduados de secundaria dominan el inglés, en contraste con el 85% de los egresados de los colegios privados. Apenas el 30% de los docentes de Inglés dominan el idioma. El MEP no cuenta con profesorado calificado debido a problemas de oferta, selección, planificación y evaluación.
Las universidades tampoco ofrecen suficientes educadores verdaderamente preparados en idiomas, como lo requieren los centros de enseñanza. En la educación preescolar, solo el 12,6% de los alumnos reciben Inglés.
Hay 202.000 jóvenes de entre 12 y 24 años que por múltiples condiciones socioeconómicas carecen de empleo. Son jóvenes con pocas oportunidades y están urgidos de apoyo institucional antes de que sean presa del narcotráfico.
La mayoría de ellos son producto de la educación pública en crisis y problemas sociales familiares y económicos. Debemos apoyarlos mediante programas cortos especiales impartidos por el INA, las universidades públicas y privadas, los colegios particulares, las municipalidades, las asociaciones de desarrollo, las cámaras empresariales y toda agrupación comprometida con el país. No necesitamos más diagnósticos, es tiempo de rescatar con acciones al sistema educativo.
El autor es ingeniero.