Columnistas

Polígono: Palos al diablo

Fernando Durán nos ofrece la historia de un diablo, un espejo y la risa socrática de la distancia entre la autopercepción y lo que somos.

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No debe asustarnos la existencia de algunos seres humanos que hacen ostentación de méritos que solo ellos se atribuyen. Como nadie escapa de la autoevaluación ante el gran espejo de la realidad, no hará daño el pobre diablo cuya mediocridad lo aleja de sus desmesuradas ansias de grandeza y se consuela lanzando constantemente la invectiva: “¡Pigmeos, solo yo soy excelente!”.








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