Del más reciente informe de Vladimir Putin ante la Asamblea Federal de Rusia solo vimos y escuchamos una corta pero dramática porción, aquella en la que el jerarca ruso comunicó al parlamento –y de pasada al mundo– que, como respuesta al acoso militar de Estados Unidos, la federación rusa se ha dotado de un complejo de armas capaces de vulnerar los sistemas de intercepción de cualquier potencia que intente atacar al coloso euroasiático. Con tecnocrática y precisa frialdad, Putin mostró en pantalla algunos aspectos básicos de esas nuevas armas, para luego asegurar que serán utilizadas solo con fines defensivos. Y al igual que ocurrió cuando el líder de Corea del Norte hizo anuncios mucho menos espectaculares sobre armas que luego demostró tener, de inmediato surgieron quienes opinaran que aquello era solo una balandronada; pero, sin duda, no importa de qué lado pudieran provenir las imprudencias que lo pondrán a prueba, lo dicho por Putin tuvo connotaciones apocalípticas.
Al recordar los días de 1962, cuando el mundo estuvo al borde de la guerra nuclear a causa de la crisis cubana de los misiles, temimos que esas declaraciones generaran una reacción airada o torpe del presidente Trump, ya que su respuesta a Corea del Norte, por razones comparativamente triviales, resultó casi demencial. Pero afortunadamente no fue así: la primera oportunidad que tuvo de referirse al anuncio ruso, Trump la utilizó para protagonizar, mediante un tuiteo, una infantil rabieta contra un presentador de televisión que le cae mal. Esto hizo que John Brennan, exdirector de la CIA, saliera a declarar histriónicamente ante la prensa: “Los legisladores, lo mismo que el 30 % de los ciudadanos que todavía creen en lo que dice el señor Trump, mirarán al pasado y se preguntarán: ¿estamos realmente haciendo lo que debemos como país para protegernos y asegurar que nuestros hijos y nuestros nietos tendrán seguridad y prosperidad en el futuro?”.
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Además Brennan caracterizó al presidente Trump como inestable, como inepto y como inexperto. No nos atrevemos a vaticinar el impacto tendrá este dictamen de un exdirector de la CIA, pero sí debemos reconocer que hizo muy bien al alertarnos, quizá sin proponérselo, de que –para cualquier país– un presidente parecido al que él describe es una verdadera amenaza.
duranayanegui@gmail.com
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