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El exdiputado Pedro Joaquín Chamorro Barrios fue detenido el viernes 25 de junio y su hermana, Cristiana (izquierda), está bajo arresto domiciliario desde el 2 de junio. Su hermano Carlos Fernando está exiliado en Costa Rica. Foto: Carlos Herrera/Confidencial
El tinglado dictatorial de Nicaragua descansa sobre seis factores críticos: 1) la fusión familia-partido-Estado y su control por el matrimonio Ortega-Murillo; 2) el férreo y despiadado aparato represivo, compuesto por las fuerzas armadas, la policía, los paramilitares, un férreo bloque de legislación brutal y un Poder Judicial sometido; 3) el cierre de espacios para grupos, partidos y líderes independientes; 4) la alianza de facto con un puñado de plutócratas dueños de grandes empresas; 5) las inversiones externas atraídas por salarios de hambre y control laboral; 6) los flujos de ingresos desde organismos financieros multilaterales.
¿Podrá romperse este enorme nudo mediante presiones de la comunidad internacional? Me temo que ya pasó el momento. Por esto, es muy probable que Ortega se «reelija» en noviembre.
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A partir de la brutal represión de abril del 2018 (más de un centenar de muertos y cerca de 400 presos), comenzaron algunas presiones externas de Estados Unidos y la Unión Europea, sobre todo, mediante sanciones a fichas del régimen. También vinieron condenas de la OEA, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y otras instancias. Pero lejos de frenar el ritmo del cerco, el dictador lo aceleró, de manera progresiva e insaciable: asalto a medios de comunicación y cancelación de la personería jurídica de organizaciones independientes; leyes represivas que abrieron el camino para vetar la participación política de múltiples líderes; reformas electorales que cerraron aún más los espacios, y control absoluto del Consejo Supremo Electoral.
El corolario, por ahora, fue la captura, sin garantías procesales, de todos los aspirantes presidenciales independientes y de varios dirigentes sociales y empresariales, y sigue. Aunque de pronto los liberara y restaurara la posibilidad de participación electoral, sería casi imposible que pudieran forjar una alianza antes del límite para la inscripción de candidaturas, el 3 de agosto.
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Moraleja: un dictador con seis poderosos factores internos que lo apuntalen en el poder, y desdeñoso de qué pase al pueblo, puede mantenerse frente a grandes embates externos; más aún, ante los leves. ¿Qué puede seguir? No tengo respuesta. Pero sí sé que la (leve) presión internacional ha sido ineficaz. Y lo que no funciona debe cambiarse.
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