Hay matrimonios que nadie entiende. Viven juntos y no se hablan. El divorcio sería lo más sano, pero la conveniencia o ideología dicta una esquizofrenia. Hablo de apertura y proteccionismo. Esas antípodas cohabitan en el cerebro de todos los gobiernos. Ahí están. Se soportan en silencio, así sea crujiendo dientes. En todo caso, la apariencia de la pareja disfuncional debe ser armoniosa. Pero hoy se tiran platos en público.
El Comex de Anabel González instó a desgravar arroz y liberar el precio. No lo logró. Laura Chinchilla no era proteccionista y había amistad de por medio. Pero la oligarquía arrocera tenía razones que la razón no comprende. Ya decía Benavente que “mejor que crear afectos es crear intereses”.
Con Renato Alvarado, todavía ministro de Agricultura, llegó el manifiesto político de dinosaurios contra mamíferos. Terminó el silencio de esa resignada convivencia. Casi lo habíamos olvidado, ¡el PAC existe! Así llega luz a las sombras del claroscuro de esta administración. ¿Dejó al desnudo la ideología del mandatario?
A decir verdad, no se contradice su confesada profesión de gobierno de unidad. Seamos honestos, una vez en gobierno, todos los partidos ceden al cartel arrocero, en perjuicio del consumidor. Tengo 14 años de escribir contra los granos de esta discordia. Con el mismo resultado. “Soplaré, soplaré, pero tu casa no derribaré”. Estamos resignados. Atinado, Spielberg había situado el parque jurásico en Costa Rica. Solo la memoria de Julio Rodríguez me mantiene en esta quijotada.
Conarroz, segura de su causa, insulta al sentido común. Alega que el precio regulado del arroz traslada al consumidor la ganancia de importar sin arancel. ¿En qué uña se baila ese trompo? Su falacia no importa. Tienen patente de corso y eso basta. Con el aguacate se renqueó igual y el Comex calladito porque la pareja disfuncional debe aparentar armonía.
¿A qué viene el manifiesto jurásico? No lo necesitan. Están totalmente empoderados. Que sean prejuicios es lo de menos. No gastemos saliva. El meollo es político. Hasta trigo se produciría si hubiera prebendas por ese disparate. El ministro se dejó llevar por entusiasmo innecesario. Fue un castigo trasnochado a la sensatez.
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La autora es catedrática de la UNED.