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Páginas quince: Vuele bajo, porque ahí está la verdad

Defender nuestros privilegios no es otra cosa que menospreciar al otro por ser menos.

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No hay duda de que los ecos de la Navidad no se apagan serenamente. Dichas fiestas son bellas por su gran contenido simbólico y religioso. Nos hablan de ternura, de familia, de historia conflictiva, de incomprensión, de reconciliación y de buenas noticias. Todo dentro de un solo contexto histórico. Por eso, esas fiestas nos hablan de la vida tal y como la experimentamos. Dentro de este contexto festivo, he vuelto varias veces a un poema de Facundo Cabral: “El sermón de la montaña”. Pero, sobre todo, el refrán del poema-canción me ha hecho pensar mucho, porque se separa del texto del sermón de Mateo para ofrecer una canción de cuna, como si las palabras de Jesús nos invitaran a recomenzar la vida.








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