Página quince: La pandemia como acelerador del cambio

Si miramos meses atrás, no tantos habrían creído que este país era capaz de la contención que hasta el momento se ha logrado de la covid-19 y de innovaciones incluso en el campo de las ciencias.

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Los estados de crisis aceleran el desarrollo de ciertas áreas por las urgencias que generan. Así, el radar, la incorporación de las mujeres en trabajos que les eran vedados, el uso masivo de la penicilina y los primeros pasos de la computación fueron avances tecnológicos, sociales y de salud resultantes de la terrible Segunda Guerra Mundial.

A la vez que combatimos la pandemia en sus tres dimensiones —sanitaria, social y económica—, en Costa Rica debemos ver las urgencias de adaptación que genera como oportunidades de progreso, y aprovecharlas con celeridad. Deseo compartir tres ejemplos.

Ciencias de la vida. Como el resto de los costarricenses, he visto con orgullo el desarrollo de, por lo menos, tres modelos de respiradores como respuesta al coronavirus SARS-CoV-2 y de cápsulas protectoras para intubación.

La impresión 3D de mascarillas de protección, los avances en procura de tener una prueba propia de covid 19 o un tratamiento a base de plasma con los anticuerpos de personas recuperadas.

Todos hechos por mentes y manos costarricenses, algunos en alianza público-privada. Ninguno se había iniciado tres meses atrás y hoy están ahí.

Nuestro talento humano, el cimiento de las universidades públicas y privadas, la fortaleza del Ministerio de Salud y de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), así como la presencia en el país de muchas de las empresas más destacadas del mundo en materia de dispositivos médicos y ciencias de la vida, son señales de nuestra capacidad de ser una potencia global en este nicho.

Esto para crear conocimiento propio, empleo bien remunerado y desarrollos para la salud de nuestros ciudadanos y de otras latitudes.

El gobierno, junto con Cinde y actores privados, trabajaba este clúster desde antes, pero el hito actual debe servir como el acelerador definitivo.

Los elementos están ahí, pero debemos unir los puntos entre crédito, propiedad intelectual, empresarialidad, cadenas logísticas, alianzas público-privadas y ética de trabajo a fin de hacer lo máximo con este potencial.

Formalidad, protección y empleo. En menos de un mes, casi 900.000 personas afectadas en sus ingresos debido a la pandemia solicitaron el bono proteger. Ninguna tuvo que hacer fila ni entregar un papel.

A varios miles se les creó una cuenta bancaria, en automático. Esto ha permitido depositar apoyo económico a más de 435.000 personas a la fecha y sigue aumentando la cobertura. Este despliegue logístico se logró por una alianza entre las instituciones relacionadas y la empresa privada.

Pero aún más impresionante es lo que se puede hacer como pasos siguientes. En la plataforma, se han registrado más de 200.000 trabajadores temporales o informales y otros 330.000 independientes.

El paso siguiente que debemos dar junto con la seguridad social es formalizar de inmediato a estas personas, abaratando y extendiendo las facilidades de aseguramiento y formalización, generando amnistías y ampliando la base contributiva. Este paso debemos darlo de manera casi automática.

Paralelamente, la plataforma debe contribuir a la intermediación laboral para que las personas y las empresas puedan retomar sus actividades productivas y, a la vez, debe ser un portal que permita capacitar y formar técnica y académicamente a más personas.

Todas las acciones anteriores tienen como objetivo reducir el desempleo, la desigualdad y hacer crecer al país. Este hito, en el fondo, aceleró lo propuesto como Sistema Nacional de Empleo.

Transporte de carga. El problema sanitario ha derivado en protocolos más rigurosos para el trasiego de carga en la región.

Con los nuevos protocolos impulsados por el Ministerio de Salud, la Cámara de Transportistas desarrolló una plataforma con GPS que puede hacer el rastreo en tiempo real de todos los vehículos de carga que circulan por el país.

Esto será clave para rastrear a choferes contagiados, así como los lugares que visitaron, para trazar posibles contagios asociados.

Pero en el futuro inmediato, la implementación generalizada de este desarrollo profundizará los esfuerzos para cuidar la carga contra los ladrones de contenedores, ayudará a la lucha contra el narcotráfico y hará más competitivos a nuestros sectores del transporte y productivo porque es posible monitorear retrasos o desvíos.

Distingo cuatro factores comunes en estos fenómenos de aceleración del cambio. Primero, la tecnología, la alfabetización y la inclusión digital son críticas para la aceleración, como en los casos del teletrabajo, las transacciones digitales, los mercados virtuales para reducir la intermediación en el agro o la innovación de pymes.

Segundo, nuestra cultura y nuestra mentalidad. Si reflexionamos, ninguno de estos cambios o avances eran imposibles antes de llegada la pandemia. Ya desde antes éramos capaces, pero no había incentivos para la aceleración.

La covid-19 nos sacó de nuestra área de confort o aceleró procesos. Muchos dicen que la necesidad y la crisis están en el origen de la inventiva, y es muy cierto, pero estoy convencido de que el éxito está en incorporar en nuestra cultura y mentalidad la disciplina para anticipar las crisis, innovar y seguir colaborando.

Tercero, el estado de emergencia genera un marco legal de excepción, que origina celeridad y la aplicación de medidas extraordinarias. La velocidad que en la normalidad desearíamos.

Este marco de emergencias de controles ágiles y ex post debe ser acompañado de una gestión ética y transparente. Considero que debemos pasar del paradigma de abundantes controles burocráticos previos, que detienen la gestión y la hacen menos eficiente, a un paradigma de gestión ética, transparente y con eficaz control ex post, en el cual se castigue con rigurosidad a quienes cometan faltas.

La reforma a la ley de contratación administrativa y las revisiones de la tramitomanía que ya hemos emprendido están permeadas de esto.

Por último, un contexto de pandemia pone en primer plano el interés general, la salud y la ciudadanía como un todo. Esta circunstancia ha profundizado un ambiente político de colaboración, donde muchos intereses corporativos o sectoriales pierden peso frente al interés colectivo.

Esta Asamblea Legislativa pasará a la historia como una de las más productivas y con legislación de mayor calado. Y siempre agradeceré eso.

Aún nos queda mucho tiempo y se puede hacer más por este país: empleo público, reforma del INA, modernización en las jornadas laborales, fortalecimiento de la inspección laboral, créditos de inversión pública en carreteras, delegaciones de policía, el tren, etcétera.

Si miramos meses atrás, no tantos habrían creído que este país era capaz de los avances que he descrito o de la contención que hasta el momento se ha logrado de la covid-19.

Debemos creer más en nosotros mismos. En nuestra capacidad para seguir controlando la pandemia, para protegernos socialmente y para colaborar en generar progreso y bienestar. En unión saldremos adelante.

El autor es presidente de la República.