Conocemos de muchos jóvenes costarricenses que han triunfado tanto en nuestro país como en el exterior, en muchas ramas de las ciencias, los deportes, la cultura, la tecnología y otras variables. Esto, para volver los ojos a la historia de Hugo Valverde, joven exitoso que nos visita recientemente.
De 24 años, es el primer músico costarricense, intérprete de corno francés, aceptado en la Orquesta de la Ópera Metropolitana de Nueva York.
En una convocatoria realizada por Aurora Sáenz —destacada conocedora de música clásica— a un grupo de entusiastas participantes de sus clases, nos enteramos, en palabras del propio cornista, del arduo camino que culminó en una exitosa carrera musical.
Hugo vivió su primer momento, descrito por él mismo como “mágico”, cuando, siendo un joven de doce años, tocó por primera vez en la Orquesta Sinfónica Juvenil, y supo que su vocación se encaminaba, “irremediablemente”, hacia la música clásica.
Hugo había iniciado sus estudios en la Escuela de Música de Barva, su ciudad natal, y luego fue alumno del Instituto Nacional de Música. Antes de terminar la secundaria, ganó una beca para estudiar en la Universidad Lynn, en Florida, y más adelante obtuvo una maestría en Interpretación en la Universidad Rice, en Houston, Texas.
Gran paso. El momento culminante en ese caminar hacia sus ideales se concretó cuando decidió participar, junto con otros sesenta músicos, en la audición para ingresar a la orquesta de la Ópera Metropolitana.
Inmerso en el gozo y la zozobra que la noticia le produjo, comenzó con gran rigor a prepararse para este decisivo momento.
Según cuenta Hugo, cuando llegó a Nueva York tenía solo unos cuantos dólares en la bolsa. Luego de la primera selección, de sesenta se clasificaron seis y, en la siguiente fase, quedaron únicamente dos: Hugo, en primer lugar, y un cornista de Kansas.
Terminadas las primeras felicitaciones de profesores y compañeros, llamó inmediatamente a su familia: su mamá, emocionada, no dejaba de llorar, tanto es así que no pudieron hablar y dejaron la conversación para otro momento. Quienes lo estábamos viendo narrar y recordar, al borde de las lágrimas, no podíamos ocultar nuestra emoción.
Apoyo familiar. Cabe destacar cómo, durante ese caminar, la familia fue baluarte en la concreción de sus ideales. Sin abundantes recursos, pero con una gran confianza en el sueño de Hugo, en actitud encomiable, la familia se volcó a apoyarlo con entusiasmo, empeño y todas las cualidades que pueden emanar de una red solidaria.
No hubo un solo momento en su narración en el que Hugo no se refiriera, con admiración y agradecimiento, a cómo su mamá lo apoyó en momentos de incertidumbre y desasosiego cuando de sus calidades como músico se trataba.
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En la actualidad, Hugo interpreta, con la Orquesta de la Ópera Metropolitana de Nueva York, en ocasiones, hasta cuatro veces a la semana, experiencia que le ha permitido relacionarse con personalidades de ese mundo, tales como Anna Netrebko, Jonas Kaufmann, Valeri Guérguiev, entre otros.
En estos días, está de vacaciones en Costa Rica. La Sinfónica Nacional aprovechó su presencia en el país y lo invitó a tocar en la sección de cornos de la Quinta sinfonía de Mahler.
Hugo Valverde forma parte de los jóvenes que son un aliciente y ejemplo para su generación y las venideras. Personas como él nos devuelven la esperanza en que con valores culturales y humanísticos, y con esfuerzo y voluntad, los anhelos se pueden lograr.
La autora es filóloga.