Columnistas

Nos encantan los principios

Somos buenísimos para prometer metas, incluso comprometerlas en público, y para hacer planes y estrategias, pero malísimos para ejecutar y cumplir lo dicho

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Hace muchos años, un buen amigo formuló una aguda observación sobre la cultura costarricense, entendida no como oferta artística, sino como el conjunto de los modos de ser y pensar que moldean nuestro temperamento colectivo como sociedad. Esa observación me acompaña desde entonces y ha alimentado mi escepticismo con las promesas formuladas por todo costarricense, no solo por los políticos.








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