La fecha ha permanecido imborrable en mi memoria. Me encontraba en la Universidad de Costa Rica esperando la hora de la clase que debíamos tener esa tarde. Al acercarse el momento, me dirigí al aula y los alumnos que me esperaban me dieron la terrible noticia: un grupo terrorista había secuestrado a los deportistas israelíes que participaban en los Juegos Olímpicos en Múnich.
Más tarde llegaron detalles del secuestro, así como las condiciones impuestas por los autores del plagio para liberar a sus rehenes. Al final de ese proceso, nueve atletas judíos, su entrenador y un policía alemán resultaron masacrados por los extremistas palestinos. Entre los factores contribuyentes a este terrible desenlace destacan los desaciertos de la burocracia olímpica y la inexperiencia de la policía local. Quedan abundantes filmes y crónicas de prensa que examinan con mayor detalle el desarrollo del siniestro.
Entender lo ocurrido escapa las meras definiciones del terrorismo y la vocación de alas radicales palestinas indoctrinadas en el odio antisemita y la conexa violencia del nazismo. Arafat y sus huestes, de alguna manera, plasmaron así algo de los oscuros anhelos de Hitler. Recodos tristes de la historia.
Después del fiasco del rescate policial, con sus trágicos ribetes y un desenlace fatal para todos los secuestrados, tres de los captores palestinos fueron arrestados por la Policía para ser juzgados posteriormente. Sin embargo, salieron libres el 29 de octubre, intercambiados por un avión de Lufthansa secuestrado. Dos de ellos fueron liquidados tiempo después por la Mosad israelí, según las autoridades germanas. El tercero se escabulló a algún país africano donde se asentó con su familia. Y este es el resumen del capítulo trágico de Múnich.
Desde aquellos días aciagos, parientes y amigos tomaron la bandera para edificar un monumento en homenaje al heroísmo de las víctimas y los pasos humanitarios y legales de quienes procuraron salvarlas.
Sin embargo, señalemos que tras Múnich, el Gobierno Federal alemán se abocó a revisar sus normas sobre secuestros, un cuerpo legal inspirado por el pacifismo inicial de la posguerra. Asimismo, crearon una unidad antisecuestros conforme al molde de los británicos.
Hoy, miércoles, será oficialmente inaugurado un sencillo pero impresionante memorial ubicado en un sendero del Parque Olímpico de Múnich. Bien dijo una patrocinadora del homenaje, que este sueño tomó 45 años para ser plasmado. Y no fue nada fácil.