Como la campaña empieza oficialmente el 4 de octubre, queda tiempo para pensar en los temas que creamos relevantes y alimentar con ellos las discusiones. El “Acuerdo nacional” entre partidos adelantó una sólida agenda. Inducido por ella, hice la mía, en un ámbito específico: políticas públicas y desarrollo. Para no pecar de exceso, solo incluyo seis puntos.
Comienzo con uno a la vez estructural y urgente: las pensiones. No se trata solo de eliminar privilegios y salvar al IVM. Debemos aterrizar en una reforma integral, que conduzca a un gran sistema nacional, sostenible y alineado con las tendencias demográficas del país. Sigo con la matriz energética: cada vez tiene menos sentido un esquema centrado en rígidos megaproyectos hidroeléctricos para avanzar, como plantea el Banco Interamericano de Desarrollo, hacia una matriz limpia más flexible, descentralizada e integrada. La economía y la tecnología lo imponen.
El transporte y la logística conforman un tercer gran tema. También demanda un abordaje sistémico, que no solo permita avanzar en obras, sino en los modelos de estructuración, financiamiento, integración, supervisión y gestión. ¿Concesiones, fideicomisos, financiamiento público directo? Nada debe descartarse, siempre que sea eficaz, eficiente y transparente. Estas mismas variables son la clave para un cuarto gran objetivo: la reforma del sector público. Debemos convertirlo en un dínamo que impulse, no frene, la capacidad estratégica del Estado, la calidad de sus servicios, la toma y ejecución de decisiones y una clara relación entre autoridad, responsabilidad, recursos y rendimiento de cuentas.
El sistema educativo necesita otra gran transformación, que ponga en primer lugar a sus usuarios (los estudiantes), se mida por resultados, no por insumos, se articule desde lo preescolar hasta lo universitario, pasando por la capacitación técnica, y se conecte mejor con las oportunidades y necesidades de la economía del conocimiento. Como todo cuesta dinero, mi sexta propuesta es la reforma presupuestaria y fiscal: más recursos, pero con mejor gasto e inversiones y su liberación de las transferencias automáticas. Solo así el presupuesto acelerará el desarrollo.
La lista la dirijo “a quienes interese”. Ojalá sea a todos los candidatos.
(*) Eduardo Ulibarri es periodista, profesor universitario y diplomático. Consultor en análisis sociopolítico y estrategias de comunicación. Exembajador de Costa Rica ante las Naciones Unidas (2010-2014).