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Mentiras evitables

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La palabra siempre juega al escondido con la realidad. Por más que uno quiera ser fiel a lo que ve o siente, ningún concepto logrará jamás captar los infinitos matices de una situación. Si digo “soy muy feliz”, los demás entenderán que vivo con intensidad ese sentimiento, pero nunca sabrán cuánto es “muy” ni exactamente qué entiendo por felicidad.








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