Un par de noticias de esta semana nos dan esperanza de que la economía esté encaminada hacia la recuperación. El índice mensual de actividad económica (IMAE) de setiembre muestra cuatro meses de aceleración, luego de un largo periodo de caída, según publicó el Banco Central.
El gobierno recibió ofertas de compra de los eurobonos por cinco veces el monto que quería captar, lo cual se traduce en tasas de interés inferiores a las previstas.
El apetito mostrado por los inversionistas, en su mayoría internacionales, conduce a pensar que el Estado ha recuperado algo de confianza en el futuro de la economía, que se había perdido en los últimos años por la situación fiscal en franco deterioro. Parece ser también que los inversionistas ven con buenos ojos el plan del gobierno para solucionar el problema fiscal y confían en que la entrada de Rodrigo Chaves, en sustitución de Rocío Aguilar, significa seguir el mismo rumbo en la ejecución de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.
Aun así, debe entenderse que la tasa a pagar por los eurobonos, si bien fue menor a la esperada, sigue siendo elevada, debido al bajo grado de calificación de Costa Rica.
Además, la mayor parte de la recuperación mostrada por el IMAE se debe a los sectores ligados a la economía mundial, como las exportaciones —especialmente las de zonas francas y agrícolas—, los servicios y el turismo.
Pero el consumo, reflejado en las ventas del comercio local, sigue decreciendo, sobre todo la compra de bienes duraderos, que son por montos mayores, hechos muy de vez en cuando, y para lo cual la mayoría de las personas tienden a recurrir al crédito, como vivienda, vehículos y aparatos eléctricos.
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Usualmente, la gente tiende a postergar este tipo de compras hasta cuando sienta que el futuro de la economía es positivo.
Si bien se han dado pasos significativos para recuperar la confianza de inversionistas, empresarios y consumidores, el gobierno debe tener claro que la tarea no está completa. Para consolidar la reactivación de la economía, la administración no solo debe mantener el rumbo fiscal, sino también acelerar la puesta en marcha de medidas de reactivación, especialmente las ligadas a reducir el costo de la energía, simplificación de trámites y mejoras en infraestructura. No se puede quedar tranquila.
El autor es economista.