Hace mucho tiempo se habla de que el sistema de pensiones del IVM de la Caja es insostenible. Los aportes de los trabajadores alcanzan cada vez menos para cubrir los beneficios que reciben los pensionados.
Esa es la razón por la cual la gerencia de pensiones de la Caja presentó una serie de propuestas a la Junta Directiva, para darle mayor sostenibilidad al régimen. Una parte es lo típico, subir ingresos (aumento de cuotas obrero-patronales) y bajar gastos (reducir beneficios a los pensionados, tales como la eliminación de la pensión anticipada, un cambio en el cálculo del salario base u otorgar un porcentaje menor de pensión). También hay propuestas que pretenden mejorar la gestión del régimen, como bajar costos administrativos y aumentar los rendimientos.
Al analizar las propuestas, la Junta Directiva de la Caja debería tomar en consideración que las cargas sociales ya son muy altas. Aumentarlas más atentaría contra la formalidad. Y peor aún si se acompañan de una reducción de beneficios.
Suena lógico un incremento en la edad de retiro, porque la esperanza de vida de los costarricenses es mayor. También reducir otros beneficios, que deberían ser compensados, parcialmente, por la existencia del régimen de pensión complementaria (ROP), creado precisamente para añadirse al IVM. Pero la verdad es que molesta mucho cuando se comparan los beneficios del IVM con los de otros regímenes, especialmente los del Poder Judicial y del magisterio.
Encima, esos otros regímenes reciben un aporte del gobierno, como patrono, mucho mayor que el de las empresas privadas, o incluso que el del mismo gobierno actuando como patrono de los empleados públicos afiliados al IVM.
O sea, una parte de la pensión de esos regímenes especiales la pagamos todos por la vía de más impuestos.
El IVM debe reformarse para darle sostenibilidad, pero la solución no debe ser vista como un problema exclusivo de la Caja, que lo resuelve su Junta Directiva. Se requiere una reforma integral del sistema nacional de pensiones, en el cual el gobierno aporte, como Estado y como patrono, el mismo porcentaje a todos los regímenes.
Los beneficios derivados de esa contribución deben también ser iguales para todos. Los trabajadores que quieran una pensión más jugosa deberán hacer abonos extraordinarios que salgan de sus salarios, no a costa de los demás.
El autor es economista.