Según el panorama pintado por el Banco Central en su Programa Macroeconómico, el 2019 será un año de estabilidad, pero de bajo crecimiento. Lo anterior significa evitar caer en una grave crisis económica, especialmente, porque el alto desempleo y la pobreza se mantendrán intactos.
Para sacar la economía de su letargo, se requiere, además de estabilidad, tomar varias medidas. Como dijo Gonzalo Delgado, presidente de la Uccaep, en un discurso el Día del Empresario, se requiere ser disruptivos, tanto los empresarios, como el Estado y la sociedad.
La innovación es fundamental. Como país, debemos crear un ambiente donde lo nuevo, lo diferente, sea premiado en lugar de obstaculizado. Ser una sociedad en la cual quienes se atreven a emprender sean vistos con buenos ojos. No importa si fallan en el intento o si tienen mucho éxito. Debemos descartar la chota y la serruchadera de piso a quienes se atreven a hacer algo diferente.
El acceso al financiamiento para nuevos emprendimientos es vital en las primeras etapas del desarrollo de ideas. Parte de los fondos ociosos del Sistema de Banca para el Desarrollo deberían ser utilizados como capital semilla para ellos.
El país debe volcarse a invertir mucho más dinero en investigación y desarrollo –pasar del 0,5 % del PIB actual al menos a un 2,5 %, como es el promedio de los países de la OCDE–. Las universidades, públicas y privadas, deben trabajar más de la mano de las empresas y de los emprendedores, y aportar investigación valiosa para desarrollar nuevas ideas.
También debe hacerse un uso extensivo de las nuevas tecnologías digitales. Por ejemplo, a través de la digitalización (verdadera) se reduciría el tiempo requerido para hacer trámites y la gente no se vería en la obligación de desplazarse a una oficina pública para llenar un formulario o recoger un certificado impreso.
Mediante el teletrabajo, las personas podrían desempeñar sus labores desde sus casas, con más comodidad y eficiencia. Con una menor movilización de personas de un lugar a otro, el país ganaría porque habría menos contaminación, más productividad, menos estrés y mayor felicidad de las personas.
Si seguimos haciendo lo mismo, conseguiremos los mismos resultados: un país que va a nadadito de perro, como diría Eduardo Lizano. Si queremos ir como Phelps, debemos buscar soluciones del siglo XXI.
El autor es economista.