Letras de cambio: Estamos quemando al santo

A pesar de las advertencias sobre la insostenibilidad del régimen de la CCSS, la mayoría de la gente sigue pensando que el monto del retiro será el que la salve durante la vejez.

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Para la mayoría de nosotros es muy lamentable ver gente viviendo en pobreza, sobre todo, si son ancianos o niños.

La gente ayuda a los más pobres por cuenta propia y basada en sus principios, ya sea directamente o a través de múltiples organizaciones. Pero, también, una parte significativa del sostén se la hemos delegado al Estado, para que sea este, también por medio de diferentes instituciones, el que contribuya a solventar las necesidades de los más vulnerables de la sociedad.

Pese a las buenas intenciones, los efectos de los subsidios estatales no siempre son los deseados. Puede ser que una parte llegue a manos de personas que no la necesitan porque suele haber algunos vivillos que se “cuelan” en la lista de beneficiarios. Incluso no falta gente sin escrúpulos haciendo negocio con los recursos de los programas de asistencia.

También puede haber un incentivo perverso a no esforzarse para salir de la pobreza, por pensar que de todos modos alguien más lo ayudará. No es fácil asegurarse de que únicamente reciban ayuda quienes de verdad la necesitan. De ahí el dilema de cuánto auxilio social dar y mediante cuáles mecanismos. Ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre.

Un ejemplo de este dilema es el sistema de pensiones. Si bien los trabajadores se quejan porque la pensión del IVM de la CCSS es baja comparada con los otros regímenes “de lujo”, dicha pensión contiene un subsidio para la mayoría de los beneficiarios. Estos suelen recibir más de la contribución hecha durante su vida laboral.

El gobierno, además, otorga asistencia a aquellos quienes no cumplen los requisitos para recibir la pensión de la CCSS, usualmente del Régimen No Contributivo.

Aun así, una porción elevada de jubilados viven en condición de pobreza. Y esta porción tenderá a elevarse en el futuro, debido a que, con el tiempo, la pensión de la CCSS irá disminuyendo, pues habrá menos trabajadores para soportar la carga de más pensionados.

Buena parte del problema se produce porque, a pesar de las advertencias sobre la insostenibilidad del régimen de la CCSS, la mayoría de la gente sigue pensando que el monto del retiro será el que la salve durante la vejez. Por eso, casi nadie ahorra por cuenta propia en este país. Estamos quemando al santo.

lmesalles@ecoanalisis.org

El autor es economista.