El precio negativo del petróleo, registrado a inicios de semana, sorprendió a propios y extraños.
¿Cómo se explica un precio negativo? Oferta y demanda. Por un lado, la demanda de combustibles ha caído, producto de las restricciones a la movilidad, impuestas en casi todos los países del mundo. La gente anda menos en auto y la mayoría de los vuelos en avión fueron cancelados.
Por otro lado, aunque los países productores de petróleo (OPEP) han tratado de ponerse de acuerdo para limitar la producción, esta sigue siendo elevada.
Hay tanto petróleo sin gastar que ya no saben dónde guardarlo. Barcos cargados de crudo están por todo el mundo funcionando como bodegas.
Los tanques de almacenamiento, así como las cuevas que usa el gobierno de Estados Unidos para su reserva estratégica, están a capacidad plena.
Nadie quiere comprarlo, y quienes tienen algo en su posesión quieren venderlo, incluso están dispuestos a pagar para que otros se lo lleven. Esa es la razón del precio negativo.
La lógica financiera nos hace pensar que, como país consumidor, deberíamos comprar mucho petróleo a estos bajos precios. Sin embargo, hay ciertos aspectos que considerar.
Habría que invertir mucho dinero en la compra adelantada, lo cual sería complicado en momentos cuando el dinero es muy escaso. Además, como se ve, los espacios para almacenar escasean.
La baja demanda y los grandes inventarios nos hacen pensar que los precios bajos se mantendrán por un buen tiempo. O incluso bajarán más. Si esto último sucediera, luego de haber comprado por adelantado, veríamos un linchamiento por la prensa y las redes sociales de quien haya tomado la decisión de compra.
Alternativamente, podría adquirirse petróleo a través de futuros u opciones. De esa manera, no habría motivo para preocuparse por almacenar el producto ni pagar todo el costo ya, solo una parte.
Estos instrumentos, bien manejados, posibilitan aprovechar oportunidades, si los precios bajaran aún más.
Aunque no se compre petróleo a precio negativo, existen otras maneras de sacar provecho al abaratamiento del crudo, tan siquiera para que el beneficio se lo lleve el gobierno por medio de más impuestos.
El autor es economista.