Letras de cambio: Ajustes realistas de política monetaria

El Banco Central anuncia una mejora económica, pero, por ahora, no debe precipitarse a subir tasas de interés.

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La inflación del 2019 cerró en un 1,52 %. Los precios crecieron menos de la meta establecida por el Banco Central y mucho menos de lo pronosticado por la mayoría de los analistas.

Si bien yo pienso que es deseable que el país tenga una inflación baja, debe analizarse por qué el Central no está cumpliendo la meta que él mismo se impuso, una inflación de entre un 2 % y un 4 %.

Esta vez no se le puede echar la culpa a los precios del petróleo ni al tipo de cambio. Aunque el colón se ha apreciado con respecto a diciembre del 2018, el promedio del 2019 fue similar al del año anterior.

La justificación más plausible viene por el lado de la demanda. Aunque el Banco Central anunció que la economía se está recuperando, realmente los únicos sectores en crecimiento son los dedicados a atender la demanda externa. Los que se ocupan de la demanda interna, como el comercio, siguen deprimidos. Tal vez un poco menos deprimidos, pero no crecen lo necesario.

Por otro lado, el desempleo sigue en un rango muy elevado y el crédito no crece. Cuando la gente no gasta (no hay demanda), los comercios deben competir más duro por atraer clientes, usualmente, a través de ofertas con precios más bajos.

Consciente de que no cumplir una meta hacia abajo puede ser tan malo como no cumplirla hacia arriba, el Central bajó su tasa de política monetaria siete veces el año que recién acaba de terminar. Del 5,25 % al 2,75 %. Aun así, contra la inflación ex post, esa tasa sigue siendo positiva en términos reales, en contraste con lo que muchos otros bancos centrales han hecho alrededor del mundo, donde prevalecen las tasas negativas.

De ahí que, jugando de “entrenador de lunes en la mañana”, cabe la pregunta de si el Banco Central pudo haber hecho algo diferente. Por ejemplo, bajar más rápido y más fuerte su tasa de política para así fomentar un mayor consumo y, con ello, aumentar la demanda interna para que esta jale la oferta, sin subir la inflación.

Yo creo que sí había espacio para ser más vigorosos. Pero, tomando en cuenta el rezago entre la decisión de política y su efecto sobre la economía, parece que al Central se le hizo tarde.

Eso sí, espero que, ahora que el Banco anuncia que la economía está volviendo a crecer, no se le ocurra empezar a subir su tasa de política. Está bien ser optimistas, pero de manera realista. La demanda interna sigue golpeada.

lmesalles@ecoanalisis.org

El autor es economista.