Gracias a la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos la fertilización in vitro (FIV) es un derecho indiscutible en Costa Rica y una obligación del Estado garantizarla. No será un derecho solo para los padres y madres con recursos económicos para pagar los avances de la ciencia disponibles en otros países.
Gracias a la Corte Interamericana, todas las costarricenses que requieran este procedimiento de fertilización asistida, sin distingo de su condición económica, accederán y ejercerán su derecho de aspirar a ser madres.
Como abogada, pero más aún como apasionada del derecho, no puedo dejar de reconocer que la lucha por la “legalización” de la FIV en Costa Rica pasará a los anales de la historia jurídica como un pulso de competencias entre un órgano supranacional y uno nacional.
Prevaleció Kelsen y el principio básico de jerarquía de las normas. Aunque discrepe de la ruta utilizada, pues, según mi criterio, la FIV ya estaba permitida en Costa Rica, luego de la resolución de la Corte Interamericana del 2012 y el principio básico de derecho privado “lo que no está prohibido está permitido”, celebro la contundencia de este último fallo.
Los opositores de la FIV que festejaron la resolución de la Sala IV, que declaró inconstitucional el decreto que la regulaba, hoy deben pedir respeto por la resolución judicial de un órgano superior.
Como ciudadanos demócratas, hijos de un Estado de derecho, les recuerdo una de las primeras lecciones recibidas en las facultades de leyes: podemos o no estar de acuerdo con un fallo, pero las sentencias se respetan.
Gracias a la Corte Interamericana y al derecho internacional se dirime una controversia que ha demandado recursos, y ha generado divisiones y postergado temas igualmente urgentes. Gracias al fallo, el país puede pasar la hoja y avanzar.
Celebro esta decisión, pero comparto lo dicho por un diputado: “Es grave, una vez más el poder se traslada de los órganos legislativos a los órganos judiciales”, a lo que yo agregaría, síntoma y radiografía de una democracia disfuncional.
El festejo no me nubla el respetar el dolor de aquellas familias para quienes los años de espera y el paso de la edad reproductiva imposibilitaron la utilización de la FIV y su derecho a ser padres y madres. Gracias a su lucha, la FIV será una opción para las generaciones venideras.
Nuria Marín Raventós es licenciada en Derecho por la Universidad de Costa Rica y máster en Artes Liberales por Harvard University. Es cofundadora y vicepresidenta del grupo empresarial Álvarez y Marín Corporación.