La caricatura se usó siempre en la prensa. Era un dibujo satírico diario, en la primera página del periódico o en la sección editorial, con tendencia a criticar suavemente, con habilidad e inteligencia.
El caricaturista de prensa era todo un periodista. Hablaba, analizaba, opinaba con el dibujo. Cuando por alguna razón especial no aparecía un día la caricatura, era como si ese día el periódico no se hubiera editado.
La caricatura, más que un artículo, más que un editorial, llegó a ser como la expresión lírica de la prensa.
Cuando yo era pequeño, me levantaba temprano para recoger el periódico que había sido lanzado por debajo de la puerta. Siempre pensé que a las puertas de las casas se les había dejado en la base un espacio para que pudiera deslizarse, sin tropezar, el periódico y, en mi niñez, para que la caricatura no sufriera daño alguno.
A muy temprana edad, no sabía lo que estaba escrito, pero el dibujo me provocaba algo parecido a la meditación. Y, por el dibujo, más tarde me encontré con el periódico, con la idea, con la noticia. Y mucho más tarde, con el artículo.
Casi puedo decir que, por el periódico, aprendí a pensar, y por la caricatura, a pensar sonriendo, que es la mejor forma de pensar.
El caricaturista del Diario de Costa Rica fue mi gran maestro, el que me entregó, al amanecer, diariamente, el primer mensaje alegre por la vida. Que es lo que los maestros de ahora han olvidado. Enseñar no es solo impartir conocimientos; quizá eso sea lo menos importante.
El maestro debe enseñar como enseña la vida, natural y armoniosamente. Enseñanza de vida y amor. El maestro debe encontrar la forma que permita al niño a vivir como niño para que así, algún día, pueda vivir como hombre. Alegremente.
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Cuando de nuestra prensa desapareció la caricatura, cuando se envió al caricaturista a la región del olvido, algo así como la fibra sensible del periódico desapareció también. Alguien le cortó las alas a la imaginación; le robaron el alma, el espíritu a la necesidad de comenzar el día con crítica meditación acompañada de sutil vibración sonriente.
El autor es abogado.