El Consejo de Transporte Público (CTP) da pena. Esa supuesta autoridad estatal para velar por la seguridad y calidad del servicio de autobuses y taxis, prácticamente, está jugando de carritos.
Su último juego es vergonzoso: autorizó a 10 compañías a utilizar los incómodos buses urbanos de viajes cortos para cubrir los 300 km de la ruta entre San José y Peñas Blancas, en la frontera con Nicaragua.
Estamos hablando de mujeres, hombres y niños que, durante más de tres horas y media, deberán sobrevivir a apretujados asientos con espacios limitados para acomodar el trasero, con un respaldar rígido y de baja altura, con centímetros contados para estirar las piernas y, para colmo, están condenados a ir codo a codo con el sudor del compañero de al lado... sudor porque los buses urbanos carecen de aire acondicionado y, en este caso, están llevando estas unidades a recorrer una de las regiones más calurosas del país. Pensar en aprovechar el viaje para dormir es imposible.
Como este país es de excusas, el CTP puso como pretexto para semejante desatino la falta de buses para atender la alta demanda de pasajeros en esta época –diciembre a marzo–. Por eso, dio un permiso temporal por estos meses. Pero, para redondear más el desatino, el CTP mantuvo la tarifa... ni siquiera aplicó una rebaja en los ¢4.565 que la compañía publicita en Internet con la foto de un bus último modelo.
Este controversial acto favorece a los empresarios, atenta contra los usuarios y pone a debate, una vez más, de qué lado está el CPT.
En casos como este, si una empresa carece de buses para afrontar picos que se dan ¡todos los años!, lo lógico es obligarla a dotarse de más unidades y, si se resiste, sancionarla, o permitir la entrada de más competidores.
El problema del CPT está en su misma composición. En la directiva están el ministro y viceministro del MOPT y el jerarca del Minaet. Hasta ahí, bien. Pero luego hay un representante municipal (¿?), uno de los buseros, otro de taxistas y solamente uno de usuarios.
Por eso, una vez más, antes que seguir en este “juego de carritos”, es necesario recordarle al gobierno del Partido Acción Ciudadana su promesa de campaña: cerrar esta incompetente autoridad estatal y dar la cara, ya, por los pasajeros.