Horizontes: El espía que volvió del frío

Sé que las nuevas generaciones disfrutarán ávidamente de toda la riqueza literaria y cinematográfica que dejó John le Carré

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Con pesar recibimos la noticia del fallecimiento del célebre escritor británico John le Carré, a la edad de 89 años, el sábado 12 de diciembre. La causa fue una pulmonía. Su nombre de pila fue David John Moore Cornwell y adoptó su seudónimo literario cuando publicó su primera novela.

Creció en un hogar sin libros. Fue enviado a estudiar a una escuela preparatoria en Dorset, donde se transformó en un lingüista moderno con especial interés en el idioma alemán.

Fue a perfeccionarse a Berna, en Suiza, durante dos años a finales de la década de los cuarenta. Ahí, inevitablemente, llamó la atención del Servicio Secreto de Inteligencia (MI6) y fue reclutado por un representante de la embajada británica.

En 1949, ya como oficial de inteligencia, fue designado en la ciudad de Graz, en el sur de Austria, para entrevistar escapados del otro lado de la «cortina de hierro».

Entretanto, su padre convenció a la Universidad de Oxford para que lo admitiera, lo cual tuvo lugar en 1952. De ahí siguieron diferentes puestos en la administración británica, todos preparatorios en el campo de la inteligencia.

Años más tarde, como flamante y popular escritor, con un bagaje sin par de experiencia, el universo de Le Carré se abrió pronunciadamente con la publicación de la novela «El espía que vino del frío».

Las ofertas para que diera discursos e impartiera conferencias se multiplicaron junto con los homenajes. El resto de la biografía es historia, amplia y sonriente, para la aguda pluma del creador del espía que vino del frío.

Para un influyente sector de los críticos, sus dos mejores novelas son aquellas en las que el personaje Smiley —él mismo— se presenta más poderoso y determinante: «El espía que sabía demasiado» y «La gente de Smiley».

Estas dos novelas constituyen, para los entendidos, el alfa y omega de quienes escriben y conforman el género. Ambas están incluidas en las películas que llevaron a dichos personajes al cine. No solo son entretenidas —de suspenso—, sino que también son didácticas, ya que describen los ángulos más prominentes de la Guerra Fría.

En «El espía que vino del frío», Sir Alec Guinness interpreta a Smiley y Richard Burton a Alec Leamas. Sé que las nuevas generaciones disfrutarán ávidamente de toda esta riqueza literaria y cinematográfica.

jaimedar@gmail.com

El autor es politólogo.