El viernes pasado falleció en su hogar, en Palm Springs, California, el célebre ensayista, novelista y dramaturgo estadounidense Herman Wouk. Lo conocí en la sinagoga Kesher Israel, en Washington D. C., la cual él presidió durante largos años. Me agradaban su liderazgo en los rezos, las decisiones religiosas y su personalidad afable.
Los sábados, al cabo de las oraciones matutinas, la sinagoga ofrecía una recepción y esa era una excelente oportunidad para saludar y conversar con el laureado premio Pulitzer, entre muchas otras distinciones recibidas en su larga vida literaria.
Retomé mi membrecía en Kesher Israel cuando el presidente Miguel Ángel Rodríguez Echeverría me designó embajador de nuestro país en Estados Unidos, en Washington D. C., en 1998. El gran escritor mantenía entonces su presencia en Kesher Israel, pero con creciente frecuencia se trasladaba a California. Ya para entonces, los años habían corrido, pero cuando dirigía las oraciones su vigor y rigurosidad religiosa se mantenían incólumes. Después lo vi menos y los amigos me explicaban que permanecía más tiempo en California, donde el clima le era más propicio.
Desde que vi en el cine, y luego en la televisión, El motín del Caine, me mantuve al día en sus producciones literarias, incluidas sus primeras novelas: Aurora Dawn y Marjorie Morningstar. La más impactante, según mi humilde criterio, fue Vientos de guerra (The Winds of War), sobre los antecedentes, desarrollo y trasfondo de la Segunda Guerra Mundial, con abundantes detalles sobre los principales personajes. Esta enciclopédica obra fue llevada al cine y la televisión como una serie. La siguió Guerra y remembranza, también un best seller.
Hubo más novelas y, significativamente, en el 2016, su centenario, publicó la que dijo sería su última obra, Marinero y violinista: reflexiones de un escritor centenario. Sin embargo, su pluma no se detuvo. Muchos analistas coinciden en que El motín del Caine fue la novela y drama de más impacto en la vida política. Ahí, se describió en detalle la democión del capitán por los oficiales del buque, el impeachment que podría conllevar la impugnación del presidente, que amenazó a Nixon.
¿Qué diría Herman Wouk si algo así ocurriera hoy?
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El autor es politólogo.