Columnistas

Gestación

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Día santo, día de lectura. Solo que, comprado o regalado, desconfío de un libro antes de leerlo. Si lo compro, trato de estar seguro de que me va a interesar, pero confieso que abandono la librería como cuando salgo de la frutería: “¿Ese caimito traerá lo que me promete a la vista?”. Si me lo regalan, puedo decir que me atemoriza de varias maneras: “¿Fulano me lo obsequia porque no le gustó y no quiere tirarlo a la basura, o porque sabe que el texto es aburridor y lo utiliza para vengarse por algo que hice y he olvidado?”.








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