Entre líneas: Laifisgud

Los detractores de Fabricio Alvarado no entendieron la sutil ironía del excandidato y su broma sobre el médico provida.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Fabricio Alvarado, líder de Nueva República, agrupación política escindida del Partido Restauración Nacional, manifestó su entusiasta acuerdo con la crítica del Dr. Laifisgud a la norma técnica reguladora del aborto terapéutico, todavía en etapa de elaboración. También celebró la grandeza del galeno, citado por la página Democracia en Acción, fuente habitual de las publicaciones de Alvarado en las redes sociales.

La feliz coincidencia ideológica y la celebración del médico pronto alcanzaron amplísima difusión, no por el tema de fondo, sino por la ridícula ingenuidad atribuida al político. Alvarado borró el comentario de sus páginas apenas comenzaron a aparecer las burlas. Poco después, se presentó en el programa de radio de su copartidario y amigo Francisco Prendas para aclarar el punto.

Fue él quien se divirtió a costa de sus detractores, afirmó. No pudo evitar la risa porque “cualquiera con dos dedos de frente sabe que esa publicación es una sátira, una broma”. La burla salió burlada. Sus malintencionados impulsores no entendieron la sutil ironía del excandidato presidencial, muerto de risa mientras lo presentaban ante el país como un tonto.

Y tiene razón. No hace falta tanta frente para darse cuenta de la conversión del lema de una marca de electrodomésticos, “Life is good”, en un apellido ficticio. El chiste es especialmente obvio si el insigne médico aparece citado en una publicación dedicada a combatir el aborto, es decir, un medio del movimiento provida.

Pero subsiste un misterio. Ni Democracia en Acción ni Alvarado se distinguen por su sentido del humor, al menos en público. Por eso resulta llamativa la súbita disposición de ambos a bromear sobre el aborto, hasta ahora tratado con seriedad por los dos bandos del debate, en atención a razones tan obvias como la inexistencia del Dr. Laifisgud.

Por otra parte, la difusión de informaciones falsas es asunto delicado en las tiendas de Nueva República, donde la prudencia aconsejaría elegir otras bromas. Todavía está fresco el recuerdo de la publicación del diario La Carta, ligado a Francisco Prendas, sobre el aumento del impuesto sobre el valor agregado (IVA) al 16 %.

Alvarado no tardó en difundir la mala nueva en sus redes sociales. La ministra Guimimoni desmintió la especie y el escándalo avivó la esperanza de mayor cuidado en el futuro. Ahora, Alvarado echó el buen augurio por la borda a cambio del íntimo disfrute de ser el único entendido de tan masiva tomadura de pelo.

agonzalez@nacion.com

Armando González es editor general del Grupo Nación y director de La Nación.