Entre líneas: Albino

El secretario general de la ANEP incurre en una de las expresiones más comunes del bajo sentimiento, la xenofobia, pero también en la difusión de noticias falsas.

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El secretario general de la ANEP, Albino Vargas, me acusa de practicar “periodismo de odio”, atizar la confrontación social y promover el autoritarismo. Como agravante, o quizá como falta fundamental, cita mi condición de “cubano nacionalizado costarricense". Así se exhibe como contradicción andante.

Confunde la leal discusión de los asuntos públicos con la promoción del odio, pero en el acto incurre en una de las expresiones más comunes del bajo sentimiento: la xenofobia. La de don Albino es tan radical que se dirige aun contra sus compatriotas, si dejaron el ombligo en otras latitudes.

El autoritarismo tiene por método la descalificación de los contrarios. Se sabe perdido en el terreno de la racionalidad y solo conoce la razón de la fuerza. Por eso emplea como argumento prevalente el origen, la raza, el credo, el sexo u otra diferencia apta para ahogar la disensión, según las circunstancias. Marcha de la mano de la xenofobia y huelga citar ejemplos.

La invocación xenófoba es una clara invitación a otros para repudiar al “extranjero” (entre comillas, en este caso) por interferir en asuntos del "país que lo abrazó”. Esta última expresión, finamente calibrada para transmitir el cargo de ingratitud, refuerza la incitación a repudiar al foráneo.

En la perspectiva xenófoba de don Albino, un costarricense nacido en el extranjero debe cruzarse de brazos ante el abuso de fondos públicos para favorecer a la minoría por él representada. Topó con pared porque la ley y los fundamentos de la identidad nacional dicen otra cosa.

Si el señor Vargas no lo entiende, no hay sorpresa. Después de todo, aplaudió la cínica oferta de mediación en las disputas laborales de nuestro país de Nicolás Maduro —corrupto dictador y asesino de estudiantes y obreros—. Lejos de indignarse por el intento de vejar a nuestro presidente en un foro internacional, donde el canciller nicaragüense nos atribuyó “represión policial por doquier, muertos y heridos durante las protestas cívicas del pueblo sin armas reclamando justicia social”, don Albino lo celebró.

Sin importarle el bien ganado prestigio democrático de Costa Rica, denunció la supuesta existencia de presos políticos y comparó a nuestra Guardia Civil con los carabineros de Chile, en su peor momento. Esa falsedad tampoco sorprende. En su empeño por “atizar la confrontación social”, es habitual difusor de noticias falsas: el presidente huye de Limón en ambulancia, Procomer paga $37 millones por exponer en una feria de Dubái y el IVA subirá al 16 %, entre otras.

agonzalez@nacion.com

Armando González es editor general del Grupo Nación y director de La Nación.