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Las elecciones del domingo pasado no fueron un pulso por cambiar el rumbo del país, sino para desalojar al continuismo. Parece lo mismo, pero no lo es. El oficialismo obtuvo menos de la mitad de los votos logrados por los cuatro principales partidos opositores (64% a 29%). En cambio, en el 2010 el PLN obtuvo casi la misma votación que todos ellos juntos. Hoy la voluntad mayoritaria es anticontinuista.








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