A muchos en este país nos inculcaron que ahorrar es una buena práctica, aunque, a juzgar por el endeudamiento suntuario de miles de hogares, quizá no nos lo enseñaron tan bien. Ahorrar y tener una alcancía —el popular chanchito— era algo común entre los niños. Daba alegría quebrarlo para ver cuánto juntaba uno y luego correr a comprarse algo. O sea, lo comido por lo servido, pero, ¡diay!, ya eso lo sabía la ciencia económica cuando definió el ahorro como una posposición de consumo.
No todo ahorro es, sin embargo, positivo. En ocasiones, economizar en gastos crea graves problemas futuros. Si uno ahorra en el mantenimiento de una casa, al tiempo se cae a pedazos. Podría poner otros ejemplos, pero creo que el punto está claro.Empero, la columna de hoy no busca predicar sobre los beneficios del ahorro ni, menos, jugar de guía financiero, pues este columnista con costos se la va jugando.
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En cambio, sí quiere hacer una clara llamada de atención a los diputados, pues, a la hora de aprobar los recortes en el gasto público, en nombre del ahorro cometieron un error muy serio.
Me explico: uno de los recortes aprobados fue la plata del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) para realizar el censo nacional de población y vivienda el próximo año. Son unos ¢2.000 millones: es dinero, cierto, pero es un «ahorro» contraproducente. Por una parte, poco pesa dentro de los grandes números presupuestarios, pero, por otra parte, cancela una iniciativa estratégica para el país.
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El censo aportará datos indispensables acerca de nuestra población, las regiones y las demandas sobre los servicios públicos y mercados de trabajo. Es clave, también, para la distribución de los escaños en la Asamblea Legislativa.
Costa Rica ya cometió el error de haberse «saltado» un censo que debía hacerse a inicios de los noventa del siglo pasado. Por varios años el país «voló» a oscuras y las encuestas de hogares fueron acumulando errores de medición significativos que afectaron la calidad de las decisiones públicas.
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No puede volver a sucedernos lo mismo, y menos en una época como la actual, en la que tomaremos medidas que afectarán a las próximas generaciones. Pido a la Asamblea Legislativa rectificar y dar garantías al INEC de que esos recursos serán restituidos en el presupuesto extraordinario. «Ahorrarnos» el censo es un craso error.
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El autor es sociólogo.