El ICE nació en 1949 con el objetivo de llevar energía a todo el país, lo cual logró con gran éxito y, por ello, le fueron encomendadas las telecomunicaciones, en 1963. Sin duda es una institución que ha sido clave como motor de crecimiento y desarrollo nacional, pero hoy no podemos decir lo mismo.
En materia de energía, si bien cuenta con una matriz de fuentes renovables que nos hace referente en el mundo, lo cierto es que su alto costo y la reticencia a iniciativas, como el proyecto de ley sobre generación distribuida, pueden convertir al ICE en un ancla para nuestra competitividad.
Lo más grave; sin embargo, es la incapacidad del gobierno de recuperar aceleradamente frecuencias concesionadas al ICE, que son indispensables para la adopción de la tecnología 5G, en momentos en que, países como China, ya avanzan a la tecnología 6G.
La tecnología 5G es estratégica para la producción de riqueza y la competitividad, el aumento en la velocidad y la latencia —tiempo de respuesta de la red casi a tiempo real—, abrirían un nuevo mundo de posibilidades al país en áreas tan variadas como la telemedicina, ciudades inteligentes, agricultura de alta precisión, entre otros.
El «internet de las cosas» significaría la posibilidad de conexión con la red de artefactos en nuestros hogares, la incorporación de inteligencia artificial en nuestras vidas y en el país, la mejora exponencial de la capacidad productiva de bienes y servicios.
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En el bicentenario nos vanagloriamos de ser el tercer país del mundo en contar con luz eléctrica y de ser líderes en la región en la adopción del 3G y 4G, contrario con lo que sucede con la 5G, donde el ICE y el Micit no han sellado un acuerdo amigable de devolución.
En momentos en que necesitamos una agenda de reactivación y recuperación de empleos, la energía más barata y la adopción de tecnologías de punta, son la ruta del desarrollo. Los cálculos de la Sutel son contundentes, si el país no adopta el 5G antes del 2025, dejaríamos de percibir $7.364 millones.
El gobierno hizo un llamado el día del bicentenario a tomar decisiones valientes, lo cual comparto, por ello hoy los insto a que ejerzan su poder y acelerar la recuperación de las frecuencias, el espectro radioeléctrico es propiedad de todos los costarricenses.
La autora es politóloga.