Columnistas

El empobrecedor de Nicaragua

La única certeza que se puede obtener de Daniel Ortega es que asesina sin límites a sus oponentes y luego lo niega.

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Al comienzo de la carnicería nica, Daniel Ortega habló con un alto funcionario del gobierno federal norteamericano. Parecía que estaba dispuesto a adelantar las elecciones, entregar el poder y largarse. Solo pedía que no lo persiguieran a él ni a su familia. Luego cambió de parecer, o tal vez nunca lo pensó seriamente y su único objetivo era ganar tiempo. La tercera posibilidad es que el gringo, pese a su excelente dominio del español, hubiera equivocado las señas. No lo creo.








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