El caso Diamante lleva a la simple conclusión de que es urgente abolir la eternidad de los alcaldes, pues la célebre frase de 1887 de Lord Acton se nos vino de golpe: «El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente».
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Con 8, 12, 16 y hasta 30 años en los cargos, los alcaldes han creado perniciosas redes de poder, como lo destapa el expediente judicial.
Quizás no fue sorpresa. Es vox populi que los municipios se mueven por amistad o dinero. Incluso, es sabido que la tramitomanía atrae dádivas. Por más alertas sobre corrupción, los diputados han sido omisos al punto que más bien dieron alas a lo que hoy conocemos.
Ellos lo saben. Está confirmado que el sector municipal es el más denunciado por corrupción ante la Contraloría General de la República. De 1.091 denuncias en el 2019, un 45 % proviene de allí. Y, para colmo, la misma Contraloría advirtió de que las municipalidades —no dice si adrede— carecen de métodos para prevenir la corrupción.
Algo curioso. Como si fuera Nostradamus, el 31 de agosto del 2020 la Contraloría predijo que durante la pandemia la gestión municipal estaría más expuesta «a actos de corrupción». Los diputados ignoraron el mensaje y más bien les dieron ¢90.000 millones adicionales para dizque enfrentar la crisis. También, les pusieron a disposición ¢29.000 millones más para contratar constructoras.
Hoy vemos el resultado. Los diputados han sido complacientes, sin exigir control de los recursos. La misma Contraloría ha señalado el «débil desempeño» municipal en lo referente a la prevención de la corrupción y que requieren tecnología y planes de acción para identificar actos de esta naturaleza. Oídos sordos. Los diputados soltaron la plata.
Igual ocurre con respecto a la reelección. La misión de observadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en las elecciones del 2020 alertó sobre la necesidad de evitar la reelección de por vida, pues «la alternancia constituye un pilar fundamental del sistema democrático». Una reforma de ley bien planteada acabaría con el enquistamiento. No más. Llegó la hora de que los diputados voten para hacer la limpia de alcaldes y para que condicionen el dinero a controles eficientes.
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