El 23 de agosto es un día memorable. A mí se me empoza el alma con un nudo de contradicciones. Ese día de 1791 fue la épica sublevación de esclavos en Haití. Creían tener los Derechos del Hombre de 1790. No era así. ¿Acaso no le costó la cabeza a Olympe de Gouges presuponer que cobijaban a las mujeres?
Si en 1794 Francia abolió la esclavitud, en 1804, Napoleón la restauró. Ese gesto no se enseña en las escuelas francesas. La lucha por la independencia de Haití duró 13 años más. Pero ahí no comenzó la alegría de la libertad, sino el suplicio de pagar por ella.
En 1825, manu militari, Francia forzó a Haití a reparaciones por 150 millones de francos, en cinco años, a los expropietarios de esclavos. El primer abono era seis veces más que su PIB. Las arcas quedaron vacías. Haití tuvo que recurrir a créditos de bancos franceses y terminó en una interminable “doble deuda” que en 100 años alcanzó más de $115.000 millones, según el New York Times (20/5/2022). Piketty le llama “neocolonialismo por deuda”.
Haití es el único país del mundo donde generaciones de descendientes de esclavos pagaron reparaciones a descendientes de sus amos. En “Extorsión: la raíz de la miseria de Haití” (20/5/2022), el New York Times estimó que la renta per cápita de Haití sería hoy seis veces mayor, la misma que República Dominicana, si no hubiera tenido que pagar esas reparaciones. De acuerdo con el reportaje, es “la deuda soberana más odiosa de la historia”.
Durante un siglo, desangró a Haití en un ciclo de endeudamientos. Cada pago, mermaba inversión en infraestructura, educación, salud y progreso. Si es dura la deuda para invertir en el país, más espantoso es que sea por haber escogido la libertad.
En el 2003, el presidente Aristide pidió a Francia devolver lo pagado. Resultado: fue expulsado del poder. El embajador de Francia Thierry Burkhard admitió después que fue, en parte, por ese reclamo. En el 2015, Hollande, socialdemócrata más humanista, dijo que él sí repararía esa deuda. Pero sus voceros aclararon que era una deuda moral, no monetaria.
No sé con qué ánimo conmemorar los contrastes de esta fecha. Me debato entre sentimientos imposibles de conciliar, porque la historia de la miseria de Haití se escribió en nombre de la libertad.
Velia Govaere, exviceministra de Economía, es catedrática de la UNED y especialista en Comercio Internacional con amplia experiencia en Centroamérica y el Caribe. Ha escrito tres libros sobre derecho comercial internacional y tratados de libre comercio. El más reciente se titula “Hegemonía de un modelo contradictorio en Costa Rica: procesos e impactos discordantes de los TLC”.