Mi percepción, no así mi comprensión de lo que existe y lo que sucede, ha cambiado desde que supe que la inmortalidad es posible. Leí que las hidras, unos minúsculos animales pluricelulares complejos que se encuentran bajo las hojas del nenúfar, nunca perecen; los genetistas consideran que ese pólipo es inmortal.
Distamos tanto de ser como las hidras que no lo conseguiremos nunca. Mejor así, no estamos hechos para eso sino para el corto plazo, que nos exige encarar las cosas con pragmatismo, sin afanes incontrolados, con prudente escepticismo y nuestra proverbial timidez.
Lo tengo presente en estos días, cuando el rasgo cotidiano más acusado ha sido el azaroso estado de la actividad pública. A una campaña electoral aguerrida, como es costumbre, ha sucedido un áspero período de gobierno que va para tres meses. Las corrientes políticas que ocupan el espacio público no fluyen paralelas, como solían, acercándose y distanciándose más o menos pacíficamente; ahora mismo, han seguido direcciones opuestas; agitadas, chocan y se enrevesan, y crean sensaciones inéditas de conflictividad e inseguridad.
Sin embargo, dos noticias dan cuenta de que se han creado espacios para que los actores de nuestro drama doméstico se encuentren, conversen y se pongan de acuerdo, y que existe voluntad de aprovecharlos. Enhorabuena, todos ganamos con eso.
Días atrás, los miembros de la comisión legislativa que tramita el proyecto de ley de eurobonos se reunieron con el presidente de la República para dialogar al respecto. La cita, se dijo, fue muy respetuosa, y probablemente tendrá consecuencias más positivas que el agrio episodio del Día de la Anexión. Por otra parte, se ha concertado una reunión de los presidentes del Legislativo y el Ejecutivo, donde seguramente abordarán las modalidades y los medios de relación entre ambos poderes y contribuirán a despejar de enojos el camino que recién empieza.
Ignoro cómo se han fraguado ambos encuentros, pero se efectúan en un momento crucial. Manifiestan la sensatez y el sentido práctico que echábamos de menos, rasgos de carácter que se remontan a fecha tan lejana como 1821. Entonces, hubo que construir un “nudo de concordia” para resolver las dificultades que surgieron del muy escabroso problema de la independencia, en medio de opiniones encontradas y falta de recursos de todo género: aquello nos enseñó el camino correcto.
Carlos Arguedas Ramírez fue asesor de la presidencia (1986-1990), magistrado de la Sala Constitucional (1992-2004), diputado (2014-2018) y presidente de la Comisión de Asuntos de Constitucionalidad de la Asamblea Legislativa (2015-2018). Es consultor de organismos internacionales y socio del bufete DPIlegal.
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Rodrigo Chaves bajó el tono y acordó reunirse con el presidente de la Asamblea Legislativa; sin embargo, "una infección por influenza AH1N1" lo obligó a cancelar el encuentro de este lunes. (julieth Méndez_ @Jullphotocr)