Como si no tuviera parte en el escándalo, el alcalde de Corredores, Carlos Viales Fallas, da cuenta en su Facebook de que se alistan para pavimentar calles o para inaugurar la fuente de un parque.
También coloca fotografías de alegres encuentros con escolares. Pero del puente que apareció en la finca de un sospechoso de tráfico de cocaína, ni una palabra. De la investigación legislativa por influencia del narcotráfico en su Municipalidad, ni una coma.
Es incomprensible por qué un político de 56 años, con trayectoria en Liberación Nacional, rehúsa dar cuentas públicas, a la prensa y al país, pese a los cuestionamientos sobre la relación municipal con un hombre señalado por el Organismo de Investigación Judicial como presunto involucrado en el desembarco en playas de la zona sur de hasta una tonelada cada dos meses.
Desde el 22 de abril, La Nación busca a Viales para que explique las circunstancias en que apareció un puente dentro de la finca propiedad del acaudalado sujeto investigado por narcotráfico.
Se procura confrontar los hechos de la denuncia anónima que involucraría a trabajadores de la Municipalidad de Corredores en la construcción, con maquinaria del ayuntamiento. La denuncia fue hecha por medios nacionales, pero el alcalde ni confirma ni desmiente qué hay de cierto. Tampoco responde si él, como mandamás, sabía de la obra.
Su hijo el diputado Gustavo Viales al menos tuvo la decencia de dar la cara y renunció a la presidencia de la Comisión de Narcotráfico y a la secretaría general del PLN cuando se informó de que había visitado el condominio donde vivía el supuesto jefe narco.
El padre debería aprender del hijo y también aclarar las dudas sobre el vínculo que habría entre la Municipalidad y el investigado por narcotráfico. Si tuvo el coraje de pedir votos para convertirse en alcalde, también debe tenerlo para responder señalamientos tan fuertes, como lo es la posible inversión de dinero público en una propiedad privada.
Los electores no debemos acostumbrarnos, y menos tolerar, que los políticos se habitúen a desaparecer cuando se les cuestiona por sus acciones u omisiones. Corredores tiene un alcalde que, literalmente, salió corriendo. La práctica va contra la ética.
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