En esta Copa Mundial, Japón ha destacado tanto dentro como fuera de la cancha y brinda una serie de ejemplos y lecciones a nuestro país.
El juego limpio puede hacer la diferencia. Según las reglas, en caso de empate de puntos para clasificarse se toman en cuenta el número de goles, el resultado entre equipos y, por primera vez, una importante regla: la diferencia en tarjetas rojas y amarillas. Eso le dio el pase a los japoneses y nos puso a los costarricenses por encima de los australianos.
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El orden y excelencia es parte de la cultura japonesa y se muestra sin importar las circunstancias. Sea como ganadores o perdedores, los aficionados japoneses demostraron ambas virtudes tanto en las buenas, como ganadores contra Colombia, como en la adversidad, el remonte del equipo belga que los mandó a casa.
Cuando otros aficionados hubieran salido rápidamente del estadio, estos increíbles japoneses permanecieron dentro y procedieron a levantar la basura y dejar su sección del estadio tan limpia como la encontraron.
Lo mismo hicieron los jugadores. Luego del devastador resultado que los dejó incluso estupefactos, como reconoció el mismo entrenador, después de ir a las duchas se tomaron su tiempo para dejar el camerino impecable y con una nota de agradecimiento en ruso a sus anfitriones.
Dicha conducta contrasta con las de muchos jugadores y espectadores y su mal comportamiento en conducta y vocablos, pésimo ejemplo en una actividad que debería ser un referente de educación personal y nacional, por su proyección a millones, especialmente, para los niños y jóvenes presentes o televidentes.
Dignidad, gracia y gratitud también demostraron los jugadores, quienes agotados y sin recuperarse de este sorprendente resultado se tomaron su tiempo para acercarse a la barra de sus partidarios para, de manera respetuosa y digna, inclinarse en señal de agradecimiento a quienes los apoyaron.
Mientras otros evaden responsabilidades y señalan a árbitros, jugadores y federaciones o se justifican por haber sido escogidos tan solo dos meses atrás, el entrenador Akira Nishino, como el líder que es, asumió la responsabilidad, ofreció disculpas por fallar en su juicio y estrategia luego del 2 a 0. Mucho debemos aprender de la cultura japonesa.