“Mister president Trump”. Aunque a muchos les cueste asimilar como suena, esa es una realidad con que debemos aprender a vivir.
Queda la esperanza de que haya una gran diferencia entre lo que dijo el candidato Trump y lo que podrá hacer el presidente Trump. No todo lo que prometió en campaña es realizable. Además, si bien el Partido Republicano tiene mayoría en ambas cámaras del Congreso, no todos los congresistas del partido piensan igual que Trump. De ahí que será difícil que le aprueben las políticas que implican cambios muy drásticos.
Aun así, Trump tendrá una gran presión de parte de los votantes que le dieron el triunfo, concentrados en estados con gran cantidad de trabajadores industriales ( blue collar ), así como los mayores de 40 años con un menor grado de educación (no por eso ignorantes). Es la gente que se siente perjudicada por las políticas de apertura, muchos de ellos relegados al no poder adaptarse a los cambios en tecnología y a la globalización.
El cambio de dirección de política económica que se vaya a dar, fuerte o no, irá en la dirección de dificultar el comercio internacional con Estados Unidos, y eso perjudicará a Costa Rica. Si Trump propone renegociar el TLC con Centroamérica, por ejemplo, será porque piensa que este ha desfavorecido a su país y va a querer que retornen los trabajos perdidos.
Hay un aspecto que podría amortiguar el posible efecto negativo sobre Costa Rica. La mayor parte de los trabajos que se han perdido en Estados Unidos han sido de tipo industrial, a manos de China y México. Costa Rica es poco significativa para el comercio de Estados Unidos y, además, la mayor parte de la inversión extranjera de los últimos años se ha concentrado en alta tecnología y servicios. Los trabajadores blue collar no ven a nuestro país como una amenaza. De ahí que es muy probable que la guerra comercial se centre contra China y México, y a nosotros no nos tomen muy en cuenta.
Ahora bien, si Trump cumple con dar incentivos a las empresas estadounidenses para que regresen a su país a producir, Costa Rica se verá muy desfavorecida. Hace rato decimos que nuestra competitividad ha decaído. Con un empujoncito más de parte de Trump, empresas que pensaban venir a Costa Rica desistirán de la idea.
Las consecuencias del efecto Trump sobre Costa Rica dependerá mucho de lo que nosotros hagamos. Aunque les den más incentivos a las empresas, si producir acá les sale mucho mejor que hacerlo allá, en cuanto a costo, eficiencia, calidad y logística, igual seguirán viniendo al país.