La reacción de los mercados a la renuncia de Rodrigo Chaves no se hizo esperar. Los rendimientos de los bonos de deuda externa costarricense sufrieron una caída hasta de cinco puntos el día siguiente.
Eurasia Group, reconocida consultora de riesgo, señaló que su salida —así como la de Rocío Aguilar, en octubre— se deben a “un presidente que está renuente a llevar a cabo la consolidación fiscal y que consistentemente ha minado esos esfuerzos”. Además, afirmó que la designación de Elián Villegas en Hacienda “es una mala señal” porque probablemente será un yes-man.
Era de esperar. Los mercados son escépticos con el PAC, y fue precisamente para aplacarlos que Alvarado nombró en Hacienda y el BCCR a tecnócratas con amplia experiencia financiera e internacional. Perder a un ministro de Hacienda apenas a seis meses de haberlo juramentado iba a tener repercusiones. ¿Qué llevó al presidente a arriesgar esta reacción de los mercados en una coyuntura ya de por sí tan complicada?
La relación entre Alvarado y Chaves no era la mejor. El exministro es un burócrata de carrera del Banco Mundial, sin experiencia política, cuyos faux pas pusieron en aprietos al gobierno en varias ocasiones.
A diferencia de Rocío Aguilar, Chaves no tenía admiradores en el sector privado. Pero el punto de quiebre es fácilmente identificable: el proyecto que exime a las municipalidades de la regla fiscal. Chaves exhortó al presidente a vetarlo. En eso, no estaba solo. La Contraloría y el BCCR también se pronunciaron en contra. Alvarado lo firmó de todas formas.
Algunos indican que el presidente no tenía alternativa, pues el proyecto fue aprobado por 43 diputados, suficientes para anular un veto. Pero diez de esos votos eran del PAC, cuya fracción originalmente se había manifestado en contra del plan. Además, no era una iniciativa del gobierno, sino del PLN, y lo que pretende es abrir las puertas para el despilfarro en las municipalidades, las cuales son, en su enorme mayoría, controladas por el PLN. El presidente no solo lo firmó, sino también lo convocó en sesiones extraordinarias y su partido lo votó en bloque.
En resumen, Alvarado comprometió la credibilidad fiscal de su gobierno y del país en aras de apoyar un proyecto cuyo mayor beneficiario es el PLN. La pregunta que debemos plantearnos es: ¿A cambio de qué?
El autor es analista de políticas públicas.