De frente: La jugada del FMI

Al organismo solo le preocupa que el país le pague de vuelta su dinero, sin prestar mayor atención al cómo.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Tras la última rebaja en la calificación de crédito por Standard & Poor’s, al parecer, las opciones fiscales del país se limitan a un default o a un acuerdo con el FMI.

Las consecuencias del primer escenario son espeluznantes, por lo que cada vez más las esperanzas de propios y extraños están cifradas en que el otrora coco del Consenso de Washington venga al rescate.

Para la administración Alvarado, la salvada de tanda consistiría en una línea de crédito que le ahorre el dolor de cabeza de recurrir a los mercados para endeudarse, lo cual le garantizaría evitar una crisis mayúscula y patear la bola al 2022.

Para el empresariado y un sector de la oposición, la fe es que el FMI le fuerce la mano al gobierno y condicione el dinero a reformas estructurales pospuestas durante décadas, principalmente recorte de gasto y venta de activos.

De dichas expectativas, la del oficialismo es la más realista. El presidente Alvarado lo tiene claro cuando dice que su gobierno negociará metas con el FMI, no condiciones.

La evidencia indica que la principal preocupación del organismo será que el país le pague de vuelta su dinero, sin prestar mayor atención al cómo.

El FMI nos sermoneará sobre la necesidad de reformas estructurales, pero al final dejará a criterio de las autoridades la implementación.

En lo que no se andará por las ramas es en solicitar un aumento del IVA y, posiblemente, otros impuestos.

Para el gobierno, recurrir al FMI sería una jugada maestra. Los mercados ya perdieron la fe en la administración Alvarado, como lo demuestra que en este momento nuestro riesgo país solo es superado por Ecuador, El Salvador, Argentina y Venezuela en América Latina.

Las declaraciones irresponsables de altos jerarcas sobre las calificadoras de riesgo demuestran que a Zapote ya no le interesa reparar su credibilidad ante los mercados.

La apuesta es por el FMI, cuya demanda más concreta e inmediata —aumento de impuestos— se presentará como ineludible. Rechazarla, nos advertirán, será arriesgar un default.

De tal forma, el país se encontrará nuevamente en posición de aceptar más impuestos o caer en una crisis. Es un predicamento con el que estamos familiarizados. La única diferencia será el papel de facilitador que desempeñará el FMI.

jchidalgo@gmail.com