De frente: El imperio de doña Rocío

Estamos por descubrir si la regla fiscal seguirá cumpliéndose.

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El filósofo británico James Harrington, inspirado en la obra de Aristóteles, señaló en 1656, que “un imperio de leyes, no de hombres” era preferible a un “imperio de hombres, no de leyes”. Su observación sirvió de insumo, más de un siglo después, a los padres fundadores de EE. UU., quienes en sus debates constitucionales se propusieron diseñar “un gobierno de leyes, no de hombres”. Es así como fue desarrollándose el concepto cardinal del rule of law, que en español entendemos como Estado de derecho.

En nuestro país, la interrogante más apremiante en cuanto a la eficacia del imperio de la ley no gira en torno a “hombres”, sino a una mujer. ¿Depende el cumplimiento de la regla fiscal de Rocío Aguilar o se trata de una norma que será respetada sin importar quién sea el jerarca de Hacienda? Aún no lo sabemos, pero vale repasar algunos hechos.

Nuestro ordenamiento jurídico ya contaba con varias reglas fiscales incorporadas en las leyes e incluso en la Constitución. Sin embargo, con el tiempo, resultaron ser meros saludos a la bandera en la elaboración de los presupuestos de la República. Para ser justos, la regla fiscal del 2018 estipula sanciones para los funcionarios que la incumplan, pero su naturaleza taxativa está por verse. Según cálculos del BCCR, más del 40 % de la consolidación fiscal a mediano plazo de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas vendría de la “aplicación estricta de la regla fiscal”. Es decir, de esa norma depende gran parte de la estabilidad macroeconómica del país en los próximos años. No por nada Merryl Lynch publicó en setiembre un reporte sobre las perspectivas de Costa Rica, titulado En la regla fiscal confiamos. Sin duda, observadores internos y externos están muy pendientes de esto.

También sabemos que diversos actores del sector público, e incluso en el Poder Ejecutivo, no se quieren someter a los rigores de la reforma fiscal. Peor aún, el presidente Alvarado ha permitido que subordinados se rebelen abiertamente contra la ley. Por eso la firmeza de doña Rocío era una garantía de confianza en la ruta hacia la sostenibilidad de las finanzas públicas. Se puede decir que hasta el jueves contábamos en materia fiscal con el imperio de una mujer. Estamos por descubrir si en realidad tenemos un imperio de la ley.

jchidalgo@gmail.com

El autor es analista de políticas públicas.