El covid-19 ya llegó a América Latina y es cuestión de días para que aterrice en nuestro país. La OMS aumentó la evaluación de riesgo a “muy alta”, por lo que estamos ante uno de los mayores desafíos sanitarios globales de las últimas décadas. La epidemia está haciendo estragos económicos y Costa Rica no va a escapar de estos.
La semana pasada fue la peor del mercado accionario estadounidense desde el 2008. China lleva casi dos meses paralizada y la rápida diseminación del virus en Europa ha llevado a las autoridades a cancelar actos masivos y a contemplar cuarentenas de ciudades enteras. No solo los flujos de turismo empiezan a verse afectados; las cadenas de producción globales podrían sufrir disrupciones a partir de mediados de marzo, según un artículo de Pierre Haren y David Simchi-Levi en el Harvard Business Review.
La gran incógnita hasta ahora es si el impacto económico será efímero o duradero. Morgan Stanley ha reducido a la mitad su proyección de crecimiento de la economía global para el primer trimestre del 2020 —a un 1,3 % anualizado—, la tasa más baja desde la crisis financiera. Sin embargo, señala que las pérdidas se habrán recuperado para el tercer trimestre del año. Por supuesto, mucho depende de la contención del covid-19. Una declaratoria de pandemia bien podría llevar a la economía mundial —ya atribulada por otros factores como la guerra comercial entre EE. UU. y China— a una recesión.
Más allá del gran reto sanitario que es la inminente llegada del brote al país, las autoridades también deben empezar a diseñar planes de contingencia económicos. El sector externo —turismo y exportaciones, primordialmente en zonas francas— ha sido el que ha mantenido a flote la economía en el último año y medio. No solo el comercio enfrentaría un nuevo golpe por el covid-19 —cuando aún no se recupera del IVA—, sino que una caída de la demanda externa perjudicaría a los sectores más dinámicos.
Para el 2020, el BCCR proyecta “una continua y gradual recuperación económica” con un crecimiento del 2,5 %. Preparémonos para una revisión a la baja y las repercusiones que eso tendría sobre los magros indicadores fiscales. Al gobierno le corresponderá hacer ajustes para generar confianza y mantener la economía a flote.
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El autor es analista de políticas públicas.