Los diputados deben dejar de lado las excusas y tramitar con más prontitud los proyectos de ley que ponen fin a los abusos con las huelgas.
Las de esta semana, de una minoría de empleados de hospitales y clínicas, y de algunos educadores, ameritan una rápida respuesta de los legisladores contra el atropello de unos pocos a los derechos de la mayoría.
Los 57 congresistas no deben soslayar el daño causado por los huelguistas a la salud pública: 25.000 personas (55%) perdieron citas médicas y 437 pacientes, solo el lunes, se quedaron sin la cirugía programada hace meses.
Los diputados, sobre todo los que se declaran cristianos, no deben cerrar los ojos ante estos inmisericordes que, siendo minoría, pues son 25 % de 57.000 empleados de la CCSS, hacen tanto daño al negar servicios médicos a la gente más pobre. Las personas con dinero no se vieron afectadas: acudieron, si les urgía, a medicina privada.
Los sindicatos, los sindicalistas que falsamente pregonan “defender al pueblo”, a quien más perjudican es al pobre pueblo, con el fin de defender intereses personales.
Los educadores públicos. Lo mismo. Muchos atentan contra el derecho a la educación, contra los pobres que no pueden costear una escuela o colegio privado, y aun así salen a decir que es “por Costa Rica”. Falso. Ellos, ANDE, APSE, SEC y su aliada ANEP, no son Costa Rica. Viven a costa de una mayoría en Costa Rica, pero, aun así, atentan contra costarricenses también para seguir con una vida salarial de privilegios.
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¿Dónde está la justicia? Los jueces dejan que estos atropellos queden impunes porque tardan meses, y hasta años, en dictar sentencia y, al final, en su mayoría, declaran legales las huelgas de funcionarios, como ellos.
Poner fin a los abusos está en manos de los 57 diputados.
La salud pública y la educación deben ser declaradas servicios esenciales porque los perjudicados son los más pobres. Si la venda de la señora de la justicia también la visten los diputados, va mal este país. Abran los ojos, vean lo que sufrió el pueblo en 89 días del año pasado y ahora en estos. Aprueben con celeridad la ley que pone fin a estos abusos. Ya debatieron mucho. Ya dieron mucho discurso. Voten por Costa Rica, no por una minoría que atenta contra la mayoría de los ciudadanos.
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Armando Mayorga es jefe de Redacción de La Nación.