Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) del 2018 reveló que Costa Rica es el tercer país latinoamericano donde hay más bullying, después de República Dominicana y Colombia. De acuerdo con el estudio, 1 de cada 5 escolares y colegiales (el 20 %) ha sido víctima de burlas, humillaciones, intimidaciones, amenazas y agresiones físicas.
El deshonroso resultado nos encara con una patología perversa que carcome nuestra sociedad en forma silenciosa, pero sostenida, dentro y fuera de las clases.Las consecuencias del bullying pueden ser inmediatas o dejar secuelas por muchos años. Así lo confirmó una investigación efectuada por el King’s College de Londres en 2014, la cual determinó que los efectos se presentaban hasta cuatro décadas después.
La indeseable práctica deja cicatrices muy profundas en pequeños que caminarán hacia la madurez arrastrando Dios sabe cuántas frustracciones, temores y resentimientos. Y, luego, posiblemente nos preguntaremos por qué hay tanta intolerancia, violencia, apatía y desconfianza.
El Ministerio de Educación Pública (MEP), los centros privados y varias organizaciones han desarrollado campañas para afrontar el problema, pero el enemigo navega en aguas muy profundas.
Sin embargo, hay luces de esperanza. A sus escasos nueve años, Génessis Gutiérrez ya sabe qué es enfrentarse al bullying y tener que cambiarse de escuela para evitarlo. Esta pequeña encontró una forma muy creativa para contar su amarga experiencia y buscar una solución.
Génessis escribió el cuento Una serpiente diferente, en el cual relata la historia de Keyla, la serpiente, que pedía a sus compañeros de primaria no hacerle más bullying al ratón Fernando. Su obra figuró entre las 39 premiadas por el concurso Mi cuento fantástico 2019. Al explicar su propósito, dijo: “Quiero que todos aprendan de mi cuento, porque ¿a las personas que hacen bullying les gustaría que les hicieran lo mismo? No, a nadie le gusta”.
Génessis nos dio una lección de valentía y de solidaridad. Su cuento debería recorrer todas las aulas del país, acompañado del esfuerzo de los adultos para erradicar las historias de dolor que nadie cuenta, que se guardan en el alma.
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El autor es jefe de Información de La Nación.