El gobierno lanzó el plan “Jale al Puerto” para tratar de reactivar la deprimida economía puntarenense.
Dicha campaña, con un costo de ¢51 millones, pretende mostrar a Puntarenas como un lugar de bellezas naturales, sabrosa gastronomía y calor humano.
Sin embargo, la iniciativa se queda infinitamente corta frente al grave deterioro que ha sufrido esa provincia durante las últimas décadas.
Aquejada por el desempleo, la pobreza y una inversión pública y privada muy escasa, la perla del Pacífico ha perdido su brillo y se ha convertido en zona de paso.
Muchos nacionales se detienen allí, si acaso, para comerse un churchill, mientras los pasajeros de crucero se bajan solo para tomar un bus con rumbo a otro destino.
Ante esta realidad, una curita no es suficiente para el resurgimiento de la región.
En Puntarenas urge que el Estado y el sector productivo se tomen de la mano con fuerza para generar una profunda transformación social, cultural y hasta estética.
Se requiere una renovación del casco central: calles y aceras nuevas, cableado subterráneo, parques remozados y una mano de pintura para casas y edificios.
Hay que remodelar por completo el tramo entre Caldera y el paseo de los Turistas, al mejor estilo de Río de Janeiro o la Calzada de Amador en Panamá.
A lo largo de la playa, podrían desarrollarse zonas verdes, canchas multiuso, áreas para ejercicio, duchas, parqueos, ciclovías, anfiteatros, quioscos y un malecón moderno.
Dichas instalaciones no solo atraerían visitantes, sino también a toda una serie de servicios como hotelería, transporte, alimentación, entretenimiento y suvenires.
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Resultaría clave revivir el tren y construir una moderna terminal que permita la movilización de pasajeros y que sirva como punto de enlace con Caldera.
¿Y cómo podrían los lugareños sacar provecho? Darles facilidades financieras y preparación para que puedan impulsar sus propios negocios o aspirar a buenos puestos. Tal vez estas ideas parezcan sacadas de un cuento de fantasía, pero recordemos que muchas grandes obras nacieron como un sueño. Yo, al menos, tengo un plan. ¿Cuál es el suyo?
Ronald Matute es jefe de Información de La Nación.