La pesca de arrastre de camarones causa una masacre. Se lleva –entre sus redes y mallas cilíndricas– no solo a esos crustáceos, sino peces pequeños, pulpos, rayas, anguilas, cangrejos y más que no se utilizan. Se les mata en vano.
La Sala IV la prohibió en el 2013 y este gobierno, y el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca), tomaron acuerdos en el 2017 para revivirla a como dé lugar.
Interpretando el fallo a su manera e incluso citando a las universidades de Costa Rica (UCR) y Nacional (UNA) como asesoras en el plan para dar nuevas licencias, resucitan una técnica que atenta contra el medioambiente.
La misma Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reveló que “en algunos casos, por cada kilogramo de camarón los pescadores capturan de forma accidental hasta 20 kilogramos de otras especies marinas que se devuelven al mar y mueren”. Matar sin sentido.
Era extraño que la UCR y la UNA dieran su visto bueno, como lo manifestó a este diario Gustavo Meneses, presidente ejecutivo de Incopesca, el 8 de enero.
Las dos universidades, como publicó la periodista Silvia Artavia, lo desmintieron este 29 de enero. La Escuela de Biología de la UNA fue muy tajante: “El señor presidente ejecutivo de Incopesca confunde a la opinión pública haciendo esta temeraria afirmación… Nuestros investigadores en materia de recursos pesqueros reafirman no conocer nada al respecto”.
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Ahora, de nuevo, todo vuelve a la Sala Constitucional para que sean los magistrados quienes decidan si este gobierno y el Incopesca actuaron legalmente en noviembre pasado al resucitar esos permisos.
El fallo del 2013 era muy claro. Los artículos de la Ley de Pesca y Acuicultura (n.° 8436) que permiten la pesca del camarón por la técnica de arrastre son inconstitucionales, y el Incopesca “no puede” dar más permisos. Se requiere una “reforma legal” y los diputados no la han hecho.
Este año, vencen 17 licencias de pesca y en el 2019 las últimas tres. Cierto, hay un problema social, hay 1.000 empleos directos de por medio. La solución debe ser otra, de más futuro, nunca “barrer” el mar a diestra y siniestra.
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Armando Mayorga es jefe de Redacción de La Nación.