Buenos días: Los ‘gatos’ anónimos

No son “cuatro gatos”, sino miles de caras anónimas las que han impedido a los huelguistas paralizar servicios esenciales.

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No son “cuatro gatos”, sino miles de caras anónimas las que han impedido a los huelguistas paralizar servicios esenciales. A ellos, gracias y más gracias por estar allí cuando los costarricenses, sobre todo, los más vulnerables, los necesitamos.

Gracias a los que siguen atendiendo pacientes en hospitales, clínicas y Ebáis de la CCSS; a los que les sirven alimentos y lavan la ropa para evitar una emergencia sanitaria como la deseada por unos sindicalistas que les obstruyeron el paso.

Gracias a los empleados de Recope que garantizan el suministro de diésel, gasolina y gas para cocinar y mover industrias, pese a las amenazas un dirigente sindical que los llamó “traidores”.

Gracias a los empleados de Japdeva que facilitaron la operación de puertos en Limón y hasta el atraque del crucero Carnival Fantasy con sus 2.000 pasajeros.

Gracias a los empleados del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) por comprender que dan un servicio esencial y, por tanto, mantienen abiertas 133 de 140 sucursales. Solo la ignorancia de un sindicalista lo lleva a creer que un paro fortalece al ICE, cuando la competencia de Claro y Movistar es a muerte.

Gracias a los trabajadores municipales que continúan en oficinas y ventanillas, pero, especialmente, a aquellos que limpian calles y recogen la basura porque nos han librado de una emergencia sanitaria como la que añoran unos sindicalistas.

¿Cómo se les ocurrió tratar de bloquear el acceso de los camiones recolectores a los rellenos de El Huaso, en Aserrí, y de La Carpio, en San José? ¿De verdad querían que la acumulación de basura enfermara a la gente?

Gracias a los educadores que han seguido madrugando para atender a escolares y colegiales en el último tramo del curso lectivo e, incluso, a punto de hacer pruebas de bachillerato. Su vocación queda en evidencia y su valentía ante las amenazas de los huelguistas, también.

La huelga es un derecho, pero no en servicios esenciales y menos para atentar contra la salud y educación de los que no tienen cómo pagar en el sector privado. Los que han seguido laborando no son “cuatro gatos”, son miles, y el agradecimiento es eterno.

amayorga@nacion.com

Armando Mayorga es jefe de Redacción de La Nación.