Los recurrentes deslices del ministro de la Presidencia, Marcelo Prieto, evidencian las diferencias entre su pensamiento y la línea del gobierno.
Menos de dos meses después de haberse sentado en una de las sillas más calientes de la administración, Prieto ha puesto varias veces en aprietos a la Casa Presidencial debido a sus declaraciones.
Que el principal vocero del gobierno que impulsó la reforma fiscal insista en que las universidades públicas no están cubiertas por la regla fiscal, muestra que aún no se ha quitado el sombrero de rector.
Comentarios como ese han obligado al presidente, Carlos Alvarado, a salir con rapidez a los medios de comunicación para aclarar la posición del Poder Ejecutivo.
Hace unos días, Prieto afirmó que las calificadoras de riesgo no van a venir a dar de comer a nadie, en respuesta a la rebaja en la calificación hecha al país por Standard & Poor’s.
El mandatario afirmó que su gobierno toma “con toda seriedad” los criterios de las calificadoras e indicó que deben tomar medidas fiscales adicionales.
A inicios de junio, cuando el mundo repudiaba el asesinato del afrodescendiente George Floyd en Estados Unidos, el ministro lanzó otra joyita. Calificó el crimen de Floyd como “una circunstancia policial mínima”, lo cual le deparó una avalancha de críticas.
Recientemente, señaló que debe valorarse la posibilidad de cerrar la plataforma de solicitud de bonos proteger, creada por el Poder Ejecutivo para ayudar a las personas golpeadas económicamente por la pandemia.
Así, lo manifestó tras el rechazo en la Asamblea del presupuesto extraordinario con el cual se pretendía inyectar ¢75.000 millones a los subsidios. A las críticas de propios y extraños, el ministro dijo: “Lo sugerí mal”.
La colección de gazapos es desafortunada en momentos cuando el Ejecutivo necesita consolidar un interlocutor creíble entre ese poder, la Asamblea y los sectores con el fin de impulsar la agenda de reactivación de la economía.
Carlos Alvarado precisa un portavoz que sea su pararrayos y, sobre todo, que muestre congruencia con el pensamiento de su jefe.
Sancho Panza lo tenía muy claro. Estuviera de acuerdo con las andanzas de don Quijote o no, sabía que su misión de escudero era proteger a toda costa al ilustre caballero.
Ronald Matute es jefe de Información de La Nación.