Buenos días: Economía sobre rieles

Difícilmente, Costa Rica crecerá económicamente si mantiene el transporte de carga en furgones. Eso es tercermundista. Es momento de planear cómo concretar una red ferroviaria de primer mundo.

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China comprendió hace décadas que la economía crece más si va sobre rieles. Por eso, dio prioridad al desarrollo de ferrocarriles para movilizar pasajeros y carga por su enorme territorio, al punto que hoy cuenta con su propio “tren bala”, el cual viaja a 300 kilómetros por hora o más, y una línea férrea para llevar sus exportaciones hacia Europa.

El China Railway Express sigue, en la práctica, la Ruta de la Seda. Tiene su punto de partida en la ciudad de Xian, en el centro del país, y desde allí comienza un recorrido de 9.940 kilómetros: conecta con 44 ciudades de Asia Central y 20 de 8 países europeos hasta terminar en el megapuerto de Hamburgo, Alemania. En su camino por China, carga todo lo que puede, pero, principalmente, productos de alto valor agregado, como los electrónicos, entre ellos computadoras, tabletas, televisores, monitores o celulares fabricados en masa en plantas chinas.

En 18 días, un contenedor de 20 toneladas viaja de Xian a Hamburgo, un trayecto que, en barco, le tomaría 50 días y le saldría mucho más caro. El nuevo “expreso de Oriente” también compete con los aviones, pues sus tarifas representan una sexta parte del costo del servicio aéreo. Este contexto es para poner en perspectiva el grave error al aceptar que la administración Figueres Olsen (1994-1998) clausurara el tren de carga y, en su lugar, trasladara el negocio a los furgoneros. Mover la producción sobre el asfalto y, para colmo, en malas condiciones, encarece los productos y frena el crecimiento económico. Un contenedor equivale a un furgón. Es decir, llevarlo de un punto a otro tarda más, cuesta más y contamina más que transportarlo en un tren que moviliza decenas en un solo viaje.

Nuestro transporte de carga y de pasajeros es tercermundista. Hay buenas intenciones de este gobierno para montar un tren de carga, pero, difícilmente, lo concretará para el 2022. Una red ferroviaria es carísima y el Estado no tiene dinero. Entonces, depende de una concesión del servicio que dé garantías al inversor. De allí que es urgente mirar ejemplos como el de China y exigir a este gobierno, y a quienes pretendan gobernar en el 2022, una propuesta realista para construir un tren que mueva la economía sobre rieles.

amayorga@nacion.com

Armando Mayorga es jefe de Redacción de La Nación.