Buenos días: Don Román puso la cara

El presidente de la CCSS da explicaciones y cae en contradicciones, pero no separa al personal involucrado en la adquisición de las mascarillas

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Román Macaya ha puesto la cara, públicamente, por las mascarillas médicas y no médicas, y por todos los funcionarios que las tramitaron.

Da explicaciones y cae en fatales contradicciones, pero, además, no logra evidenciar lo más relevante: si pondrá fin a tanto error y trámite inusual en la adjudicación de esos millonarios contratos.

Sus acciones no transmiten la rigurosidad deseada, pues los involucrados en esos procesos siguen ahí, cuando dudas y denuncias deberían llevar a separarlos mientras se investiga todo lo extraño.

Es raro que a un oferente inexperto se le contraten hasta $4 millones en compras directas. Es raro que empresitas o personas que nunca habían ofertado o dado servicios superen a 18 concursantes con experiencia en suministros médicos.

Es curioso que a un proveedor moroso lo llamen para avisarle que tiene deudas con la seguridad social y, a los dos días, se le dé un contrato de $2 millones. Insólita amabalidad.

Es chocante conocer que, tras un correo electrónico, los técnicos que habían rechazado a dos oferentes por incumplir requisitos cambiaron de opinión.

Es sorprendente que un gerente mande un correo para “conectar” a un proveedor con el Ministerio de Salud. ¿Es usual que quien autoriza compras en la CCSS se involucre hasta ese nivel con sus proveedores?

Las mascarillas no médicas son otro capítulo. Quienes permitieron la distribución, supuestamente no vieron la advertencia non-medical. Imposible creerlo en profesionales experimentados.

Lo más inconcebible es que no alertaran al personal médico de que iban a usarlas a centímetros o milímetros de pacientes contagiados del coronavirus.

Si el inventario de mascarillas estaba en cero, ¿por qué Macaya no lo dijo? Así, todos habrían estado claros de que era momento de usar las de tela.

Don Román pone la cara por tanto error y por tanto funcionario al no tomar la decisión de separarlos.

No está de más recordarle que, antes que ellos, lo más importante es la imagen pública de la CCSS y la seguridad del personal médico. La Caja es de los costarricenses y él debe ser el primero en no permitir que quienes están ahí dentro la desacrediten.

amayorga@nacion.com