Las citas de manejo se están prestando para un vulgar y público “chorizo”, elemento suficiente para que el Ministerio Público, de oficio, investigue quiénes están detrás de este putrefacto negocio.
Las transacciones se dan por medio de redes sociales como Facebook y WhatsApp, donde múltiples traficantes venden hasta por ¢18.000 citas que el Estado está obligado a asignar gratuitamente.
Los números de celulares de estos comerciantes son públicos, las cuentas bancarias donde se les debe depositar el dinero, también, por lo cual, la Fiscalía y el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) no deben hacerse de la vista gorda ante estos “gavilanes” digitales que lucran con un bien del Estado e inducen, principalmente a gente joven, a uno de sus primeros actos de corrupción: pagar por un servicio público gratuito.
Es cuestión de multiplicar para ver la ganancia de estos “gavilanes”... Cada mes, la Dirección de Educación Vial, del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi), libera 10.000 cupos. Suponiendo que la mitad queda en manos de los comerciantes –cálculo muy conservador–, el “chorizo” llega a ¢90 millones al mes.
Por ejemplo, ya las citas para hacer la prueba de manejo en abril y mayo están agotadas, pero quien pague puede obtenerla de un día para otro a través de Facebook. ¿Cómo explicar que el Cosevi tolera esta corrupción? ¿Por qué la Fiscalía y el OIJ no actúan?
Este lunes 2 de abril saldrán los 10.000 cupos de junio, oportunidad ideal para rastrear quiénes están detrás de este negocio tan, pero tan bien montado, que un “error” en el sistema informático del Cosevi impide rastrear las direcciones de Internet desde la cual se “capturan” las citas, como lo reveló este lunes el periodista Diego Bosque.
Es más, nadie en el Cosevi supo decirle quién cometió el “error” de programación que se presta para este negociazo. El o los responsables merecen una sanción.
Pero el mejor acto de transparencia que puede hacer este gobierno, o el próximo, es admitir que la ineptitud del Cosevi da, desde hace mucho rato, para privatizar el manejo de citas –con el modelo de la revisión técnica a cargo de Riteve–, para acabar, de raíz, con esta “fábrica de chorizo” tan bien estructurada.
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Armando Mayorga es jefe de Redacción de La Nación.